Rosende, Vilas, Robles, Minier y las puertas del infierno
2023-07-10
La tarde de ayer comenzó en la Carpa del Encuentro con dos mesas redondas: la primera, la aparejada a la presentación de A porta do inferno, de José Antonio Uris y Víctor Manuel Santidrián, acompañados por Ana Terrón y José Manuel Freitas, conducidos todos por Úrsula Szalata. Una actividad efectuada con la colaboración de la Fundación Juan Muñiz Zapico y un libro que reivindica la memoria de los presos del campo de Camposancos, en A Guarda (Galicia). Seguidamente, se dio paso a la segunda mesa redonda, sobre crímenes académicos, que glosamos en otro artículo.
Turno, después, para una sucesión de presentaciones. Mujer equivocada, de Mercedes Rosende, fue el primero de los libros introducidos por sus autores. El de este es Mercedes Rosende, a quien acompañó Marta Robles. Lo protagoniza Úrsula, una mujer frustrada con su aspecto físico, que en un momento dado recibe una misteriosa llamada de chantaje, informándole de que su marido ha sido secuestrado, y se pide por él un millón de rescate. El detalle de que Úrsula no tiene marido la llevará, a través de su insaciable curiosidad por la vida de los demás, a descubrir su talento criminalista. Una novela, entre otras cosas, sobre la belleza femenina, sobre la dictadura de su obligación. «Nos hemos entrampado», reflexionó Rosende, «con el tema de nuestro cuerpo: cada vez tenemos más poder, pero cada vez estamos más prisioneras en el mito de la belleza; hemos aceptado el pacto —y es terrible— de que a lo largo de nuestra vida tenemos que ser eternamente delgadas, eternamente bellas y eternamente jóvenes, y eso, desde el punto de vista fisiológico, es un disparate mayúsculo. ¿Cómo nos embretaron de esa manera? ¿Por qué las mujeres nos dejamos hacer eso?».
Después de Rosende, Manuel Vilas, que ha venido a esta SN a presentar Nosotros, lo que hizo acompañado de José Luis Argüelles. La protagonista es en este caso Irene, una mujer que pierde a su pareja, Marcelo, tras lo cual su mundo se rompe, pero ella descubre una forma insólita de seguir viviendo junto a él. Nosotros —dice su sinopsis— «es una novela que explora los límites del sentimiento amoroso y a su vez un viaje a las profundidades del alma de una mujer atrapada en una utopía íntima, imaginativa y mortal». Vilas la escribió movido por un «desafío», en sus propias palabras; un reto que ha sido el de muchos escritores desde el siglo XIX, de Flaubert a Galdós pasando por Clarín: el deseo «de penetrar en la mente, de entrar en el cosmos, en la sentimentalidad de una mujer». A Vilas le interesa como literato el amor en tanto que «el gran sentimiento que es capaz de dar plenitud, de dar sentido, a la vida de cualquier hombre, de cualquier mujer», y si en Ordesa y Alegría trató el amor familiar, ahora orienta su interés hacia el amor de pareja.
A Vilas lo sucedió Marta Robles, ahora como autora, que acompañada de Ángel de la Calle presentó Lo que la primavera hace con los cerezos, un libro de historias de amor y desamor de grandes creadores, que es también un ensayo sobre la creación, la destrucción y el amor y cómo tales pasiones actúan en la pulsión creativa de los genios. «El amor a lo largo de la historia ha tenido muy mala prensa», disertó Robles remontándose a la antigua Grecia y transitando después por la idea de muchos intelectuales modernos de que «las relaciones de amor distorsionaban mucho, que no te permitían crear», citando al Ortega y Gasset que decía que el amor era un «estado de estupidez transitoria». Para Robles, «eso no es el amor, en realidad es el sexo, y aunque Freud suele decir que la creación nace de un impulso sexual, y no cabe ninguna duda de que tiene eso, de que arranca eso de la tripa, de que la fantasía sexual es imprescindible para crear, el amor es mucho más inspirador, porque, como decía Voltaire, ataca al mismo tiempo a la cabeza, al corazón y al cuerpo».
Bernard Minier presentó seguidamente Lucía acompañado por Luis García Jambrina. Así reza su sinopsis: «Salamanca, otoño de 2019. A través de un potente programa informático que permite cruzar datos de los diversos cuerpos policiales, seis estudiantes universitarios tutelados por el catedrático de Criminología Salomón Borges acaban de descubrir la existencia de un misterioso homicida, oculto durante tres décadas, cuyo modus operandi consiste en escenificar composiciones renacentistas encolando los cuerpos de sus víctimas. Al mismo tiempo, la joven teniente Lucía Guerrero, miembro de la elitista Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, acaba de descubrir a su compañero crucificado y encolado en una colina de las afueras de Madrid. Un crimen inusitado y atroz que la llevará a conocer a Salomón Borges y a recorrer con él la geografía española, desde las calles de Salamanca hasta Segovia y el Pirineo de Huesca, en busca del abominable asesino». Minier partió de la idea de «ubicar una novela en el ámbito universitario, en una Universidad con estudiantes, con profesores, con tradiciones», y sobre todo «una Universidad antigua, con una historia, con un pasado». Pensó en Oxford y Cambridge, pero le parecieron trilladas; luego en la Sorbona, pero no le convenció la ciudad que está alrededor, un París que es una ciudad demasiado grande y no ese tipo de pequeña y clásica ciudad universitaria. Y entonces, se inclinó por Salamanca, «una de las más antiguas universidades de Europa», que acudió a conocer y con la que tuvo «un encuentro maravilloso».
Un visitante asiduo de la SN, Juan Carlos Monedero, fue el último usufructuario de la Carpa del Encuentro, antes de dar paso a la proyección de la película El testaferro. El motivo de la visita de Monedero ha sido esta vez presentar una nueva edición del clásico Retóricas de la intransigencia, de Albert O. Hirschman, que incluye una edición y estudio crítico suyos. Una exploración de los tropos retóricos característicos del pensamiento reaccionario. Conocerlos urge especialmente en un momento como este en el que —al decir de Monedero— «puede regresar a España el fascismo, puede regresar a España la noche franquista». En muchos lugares del mundo, dijo el cofundador de Podemos, «se preguntan conssternados» por ese posible triunfo en un país en el que «todavía no sabemos dónde está Federico García Lorca ni ciento catorce mil españoles en cunetas». Un momento, este, en el que, más de un siglo después del «Dios ha muerto», Dios «regresa con el evangelismo, regresan dioses llenos de ira, llenos de castigo y sin ningún tipo de esperanza, regresan la violencia, la exclusión, todos esos elementos que parece que habíamos desterrado, y lo nuevo no termina de llegar, y la gente que sueña con lo nuevo parece que sueña con unicornios, y los unicornos no nos sirven porque terminamos por saber que no son reales».
La tarde terminó en la Carpa del Encuentro con el estreno europeo de El testaferro, de Carlos Martínez, una película basada en la novela de Raúl Argemí. Ambos creadores charlaron antes de la proyección.