Espacio AQ, campo de batalla
Jesús Palacios y Rakel Suárez Hernández
2024-07-14
Y llegó el día de la despedida. El espacio AQ lo celebró por todo lo alto y lo bajo, con una tarde repleta de charlas y presentaciones de lujo, llena de sorpresas, novela negra y reivindicación, pero también y sobre todo, de buen humor, que falta nos hacía para aceptar que esto se acabó… Eso sí: esperemos que solo hasta el próximo verano.
Precisamente con mucho humor y bastante amor, aunque fuera un romanticismo un tanto gótico y un mucho emo, simpático e irónico, comenzamos la última jornada, con la presentación de Darío no quiere estar muerto (Plaza Janés), de nuestra influencer favorita (¿la única que nos gusta?) y, sobre todo, escritora, Beatriz Cepeda, también conocida por su nombre de guerra y alter ego mediático y digital Perra de Satán. ¿Como nos iba a caer mal con ese mote?
Introducida por la historiadora Arantza Margolles, también conocida como “la jefa de solo esto” (y solo esto es ni más ni menos que A Quemarropa, lo más granado del periodismo noir local e internacional, que aquí ha estado noche tras noche y día tras día para informar, entretener y formar), quien departió alegremente con Cepeda sobre su peculiar comedia adolescente y fantástica, con un pie en Tim Burton y el romance melangótico (de jóvenes góticos melancólicos), y el otro en la España negra (que no noir) del esperpento y la más negra realidad: la de la presa de Ribadelago que un día aciago se rompió y sepultó bajo sus aguas un pueblo entero y a 144 personas. Que para algo esta Perra de Satán es de Zamora.
El resultado es una desternillante y tierna historia de amores macabros, entre un adolescente fallecido en la flor de la vida y condenado de ultratumba a soportar eternamente a su familia, y Lucía, una chica que, a veces, ve muertos. El crush espectral está servido, con mucho humor, parodia y sentimiento. Ya solo nos falta un joven Almodóvar amante de los Addams y Roald Dahl, con un toque de Berlanga y otro de John Waters, que la lleve a la pantalla y tendríamos nuestra Lisa Frankenstein a la sanabresa, para paladares emogóticos con capacidad para reírse de sí mismos.
Para colmo, esta perra satánica, gótica y lectora, fan fatal de Jordi Sierra i Fabra desde su no muy lejana infancia, estaba flotando por las nubes viendo al veterano autor de literatura juvenil entre sus oyentes. Pero más encantado estaba este, quien aprovechó el turno de preguntas para tirarle los tejos al vuelo, que Cepeda recogió cual groupie enamorada adolescente. Casi acaba Margolles oficiando una boda… A quemarropa.
Por supuesto, a continuación llegó el turno de Sierra i Fabra, como ya amenazara el día anterior, para, acompañado de nuevo por David Acera y con toda una hora por delante, hacer larga, sentida y divertida crónica de su extensa carrera y experiencias. Desde una infancia marcada por su peculiar relación con su padre, quien a pesar de no querer que fuera escritor y bicho raro sería también su mayor influencia, hasta su éxito con su personaje de novela negra, el Inspector Miquel Mascarell, que debutó en 2008 con Cuatro días de enero y del que lleva ya catorce aventuras, incluyendo la reciente Algunos días de abril, Sierra i Fabra, hábilmente interrogado por Acera, explicó también cómo fueron sus inicios en la literatura infantil y juvenil.
Tras ver cómo una de sus obras quedaba cuarta en la carrera por el premio Planeta, ofreció a la misma editorial su novela de aventuras El cazador, que le fue rechazada con la frase despectiva de “Lo sentimos, pero usted no es Hemingway”, cosa de lo que podemos dar fe porque ante este desplante ni se emborrachó, ni se pegó un tiro. Lo que hizo fue presentar la historia al premio de novela juvenil de SM y ganarlo, para convertirse de inmediato en el más prolífico profesional del género (mejor dicho: del formato), con más de ciento cincuenta libros para niños y adolescentes publicados por editoriales como la citada SM, Timun Mas, Alfaguara, Siruela, Edebé, La Galera, Bruño, Edelvives, Algar y otras.
Apasionado de la música desde niño, de la Ópera hasta el rock, llegó al periodismo musical casi por casualidad, como oyente empedernido, que escuchaba todas las novedades en la tienda de discos y gastaba en Lps sus cuatro duros todos los sábados, gracias a su costumbre de enviar constantemente cartas a la radio hasta que un buen día, de la radio le llamaron. De comentarista musical radiofónico a Popular 1 y a escribir decenas de libros sobre música rock y pop, convertido también en el más prolífico especialista en España del tema, biógrafo de figuras que van de John Lennon a Sting o de Elvis Presley a Michael Jackson pasando por Miguel Bosé.
Aventurero y viajero incansable, por tierra, mar y aire, ha obtenido más de veinte premios literarios, en reconocimiento a su labor cultural, incluyendo dos Medallas de Oro al Mérito de las Bellas Artes, aunque siempre le pesará que su padre falleciera sin verle recibir ninguno. Por cierto que no quiso soltar prenda sobre el próximo, salvo decir que en dos días recibirá otro importante galardón. Aunque inevitablemente repitiera alguna anécdota del día anterior, eso sí, ante un publico nuevo y mayor, pocos placeres más agradecidos que escuchar hablar a este hombre, que es pedazo vivo de la historia de la literatura y la cultura española más populares, genuinas y ejemplares.
A continuación, en colaboración con el Aula de Cultura del diario El Comercio, tuvo lugar el encuentro con el periodista, presentador de televisión y escritor Manuel Marlasca, veterano del periodismo de sucesos e investigación, quien vino a presentarnos su primera obra de ficción: Tú bailas y yo disparo (Destino), una historia negrocriminal protagonizada por el grupo X de la Policía Judicial de Madrid, como se puede imaginar tan bien pergeñada, documentada y realista como solo este conocedor del medio policial y criminal, de las páginas de periódicos como El mundo hasta programas en Antena 3, La Sexta o Telemadrid, puede ser capaz de construir
Presentado e interrogado expertamente por la no menos veterana y estupenda periodista asturiana Susana Domínguez Tejedor, colaboradora entre otros muchos medios de El Comercio, Marlasca explicó lo muy diferente y gratificante que es trabajar en el terreno de la ficción comparado con la labor periodística e informativa. Libre de las ataduras de la realidad, Marlasca ha disfrutado creando personajes en un caso retorcido y truculento, que arranca con el descubrimiento en una fábrica de una maleta conteniendo el torso mutilado de una mujer, digno de la mejor tradición del género. Eso sí, manejando siempre con rigor la descripción de todos los elementos policiales, técnicos y judiciales, gracias a los consejos y colaboración de muchos de sus buenos amigos y conocidos en estos sectores, que ha cultivado a lo largo de años trabajando en sucesos.
Señaló el escritor cómo ha evolucionado la policía en las últimas décadas, introduciendo a nuevas generaciones de agentes jóvenes y muy preparados, que conviven en buena armonía con miembros de más edad y distinta procedencia. Algo muy diferente, explicó con cierta tristeza, a lo ocurrido en el mundo periodístico, donde no se ha sabido salvar el salto generacional, como si los veteranos no hubieran podido o sabido comunicar sus conocimientos a una juventud que sigue despistada y perdida en la profesión. De igual modo, como apuntó la periodista de El Comercio, Marlasca lanza alguna pulla hacia sus propios compañeros, a lo que este añadió que hay “más de un periodista de sucesos que sobrepasa la línea, ganándose a pulso su mala fama”. Sea como fuere, Tú bailas y yo disparo no será, sin duda, la última novela negra de Marlasca, ¿y quién mejor?
Seguimos en plena tarde de serie negra y criminal, pero ahora con acento femenino. Primero con nuestro Juez favorito y mejor presentador, José Manuel Estébanez, que introdujo tan elegante como elogiosamente a una de las grandes habituales de la Semana Negra, desde tiempos casi inmemoriales: la gran Elia Barceló, por la que no pasan los años. Bien acompasados, presentaron La soga de cristal (Roca), nueva entrega de su exitosa serie Muerte en Santa Rita, en concreto la tercera. Es decir, otra espectacular combinación de crimen, novela-río familiar y casi diríase que esa cosa que ahora llaman cozy mystery, pero en un estilo tan peculiar como personal. En el idílico escenario de Santa Rita, esa suerte de utopía, como lo definió la propia Elia, con la que ha querido hasta cierto punto contrarrestar el exceso pesimista de la tendencia actual a la distopía y el catastrofismo, se desarrolla una nueva intriga conectada con las anteriores y con la que está por llegar. Nuevamente ocurre en dos hilos temporales: la actualidad, con una serie de desapariciones que investiga la inspectora Lola Galindo, relacionadas con una de esas sectas religiosas tóxicas que gusta extender la especia de la inferioridad de la mujer a través del miedo y la culpa —no muy distinta en eso de lo que solía hacer la no tan Santa Madre Iglesia antaño—; y las nuevas investigaciones de Greta en torno a su secreto familiar, que nos llevan ahora hasta 1916.
Señaló Estébanez la sutileza y maestría de la autora en construir atmósferas con encanto, que aquí cobran un tinte algo más gótico y siniestro que en las anteriores entregas, ya que la acción comienza en el otoñal Día de Difuntos (nada del Halloween hortera de ahora, ojo), auténtico inicio del otoño y preludio del invierno en Santa Rita. Con humor y sobre todo mucho amor por sus personajes, en especial por esa Greta que con sus noventa años sigue no solo explorando su traumático pasado familiar, sino ayudando a todos quienes la rodean, insistió Elia Barceló en su empeño por construir una novela de novelas, donde finalmente, en la cuarta y última parte que ya se avecina (esperemos se presente el año próximo en la SN, por supuesto) todo encaje a la perfección y cobre sentido.
Lo más importante de todo: cómo Elia Barceló, autora de ciencia ficción, terror y fantasía, novela juvenil, negra, blanca y lo que sea, es siempre Elia Barceló. Con su mundo, su estilo, sus personajes y visión propia del universo, que arrastra a sus lectores consigo, más allá de cualquier género.
A continuación, la escritora y más que activa activista cultural semanera Beatriz Rato introdujo a una recién llegada a la Semana Negra, pero no al género criminal: la germano-española Teresa Cardona, con su tercera entrega de las novelas protagonizadas por el tándem investigador de la Guardia Civil, la teniente Karen Blecker, desde Europol, y el brigada Cano, cuyas aventuras tienen como escenario el madrileño pueblo de San Lorenzo del Escorial. Ojito: San Lorenzo del Escorial y no El Escorial, que son dos pueblos distintos que, aunque vecinos separados apenas por una calle, no se pueden ni ver ni mirar.
Allí, a la sombra del monumental monasterio de El Escorial, que todo lo domina, se desarrolla La carne del cisne (Siruela), cuyo curioso título deriva de un Bestiario medieval, donde el cisne se ofrece como símbolo de la hipocresía más venal, pues siendo tan puro y blanco por fuera, su carne es por dentro negra como el pecado. Con ello quiso simbolizar la autora que nada es lo que parece, y que en este caso de violencia de género, abusos y acosos, quizá la verdad no sea tan clara y el lector se lleve más de una sorpresa.
Las novelas de Teresa Cardona y sus detectives de la Guardia Civil, que beben cerveza y comen chistorra, tienen su mayor mérito en convertir el pueblo en personaje, con sus auténticos habitantes, quienes se han prestado, y no es broma, a ser citados y representados tan literal como literariamente por la autora (que de paso se asegura así las ventas), pero también en ofrecer una realidad poliédrica, que va siempre más allá del blanco y negro. Algo que seguramente podremos comprobar con su próximo caso ya en camino.
Pero no se vayan todavía, amiguitos del crimen más noir: justo después vinieron a sentarse juntos y con nosotros, otros dos pesos pesados del negro semanero. El impagable Alejandro Gallo y el ya clásico de clásicos Ernesto Mallo, unidos tanto por cultivar el mismo género como por una larga amistad y complicidad, que mostraron a lo largo de una charla divertida, como lo es siempre escuchar al gran novelista argentino.
Se trajo Mallo Perro viejo, la quinta y nueva aventura (¿la última?) del comisario Lascano, su ya mítico personaje, que comenzara su andadura con una intriga en plena dictadura de Videla, titulada en España Crimen en el barrio del once pero cuyo título argentino prefiere y mucho por simbólico su autor: La aguja en el pajar. Ahora, lleva ya a un cascado y desmemoriado Perro Lascano al lujoso geriátrico El Hogar, donde espera pasar su ancianidad en perfecta tranquilidad. Pero nada de eso, como si de Jessica Fletcher se tratara, el pobre Lascano se ve perseguido por el asesinato, y encima como sospechoso que, debido a sus ataques de amnesia, ni siquiera está seguro de no ser culpable, pese a lo cual, justicia obliga, ayudará al policía que investiga el caso a descubrir la verdad, en un homenaje al whodunit con misterio de habitación cerrada incluido.
Destacó Gallo el humor y descaro de Mallo, especialmente su uso del absurdo, a lo que este respondió muy acertado que absurdo y Argentina, véanse Milei y sus ministros, son casi sinónimos, afirmando en este año que celebra el centenario de su muerte que si Kafka hubiera sido argentino su obra habría sido simple costumbrismo. No en vano gran parte del policial y el cuento fantástico rioplatense y lunfardo es también voluntariamente kafkiano. Entre chistes de boludos y pelotudos, ácidas indirectas (o más bien directas) al cine de Jim Jarmusch y recuerdos emocionados para las víctimas de la dictadura de Videla, una de las más brutales y sanguinarias de la historia, llegamos al momento en que Gallo, como es costumbre, da al autor dos minutos para que nos convenza de comprar su libro. Mallo no dudó un instante: “Compren esta novela por favor, que soy padre de seis hijos, está bien escrita y es tan ingeniosa y divertida como yo”. No lo duden: después de tanta tragedia, drama y denuncia social noir, una novela negra con gracia, crimen y humor argentino no es algo que se pueda ni deba despreciar.
Finalizamos jornada semanera, espacio AQ y Semana Negra (casi) entera, con la presentación militante y reivindicativa de la reedición del libro de Carmen Domingo, Con voz y voto. Las mujeres y la política en España (1931-1945) (RBA), una crónica fundamental y pionera sobre el papel político de las mujeres durante la Segunda República y la Guerra Civil Española, más allá de tópicos, lugares comunes y olvidos. Presentada con entusiasmo no menos militante por Noelia Ordieres, del grupo municipal de Izquierda Unida y activista social, feminista y comprometida señalada, y por el escritor y profesor de la Universidad de Oviedo, Uriel Bonilla Suárez, Carmen Domingo explicó que este libro, que se reedita corregido y ampliado, es solo el primero de una trilogía en cuya tercera y última parte está todavía trabajando.
Una obra de conjunto monumental que viene a llenar un hueco fundamental en la historia del movimiento obrero, político y social de izquierdas en España, por cuyas páginas desfilan mujeres que, como señaló Noelia Ordieres, demasiadas veces se olvidan. Nombres que son ejemplo a seguir en estos tiempos de reacción y peligro para la izquierda progresista y la democracia, como Clara Campoamor, Federica Montseny, Margarita Nelken o, por supuesto, Dolores Ibarruri. Con este deseo y este clamor militante y revolucionario, terminó un año más su labor el Espacio AQ. Nos veremos en 2025 si el tiempo o, mejor dicho, los tiempos lo permiten. Aquí… o en el campo de batalla.