Espacio AQ
Jesús Palacios y Rakel Suárez
2023-07-11
Otra larga, cálida y, de nuevo, caóticamente encantadora jornada para los seguidores del Espacio AQ se inició ayer con la presentación del libro Mentes militarizadas: cómo nos educan para asumir la guerra y la violencia (Más madera), obra colectiva coordinada por Jordi Calvo Rufanges, uno de cuyos colaboradores, Pere Brunet, era el inicialmente designado para su puesta de largo en la Semana. Sin embargo, ante la imposibilidad de que estuviera finalmente con nosotros, fue sustituido y disculpado por José Luis Gordillo, profesor titular de filosofía del derecho y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, bien conocido por sus investigaciones y trabajos en pro de la paz y el desarme. Gordillo fue introducido a su vez por Lucía Nosti, vocal del Grupo de Cooperación Descentralizada e Incidencia Política de CODOPA (Coordinadora de ONGD del Principado de Asturias), asociación pacifista asturiana colaboradora en este primer encuentra de la tarde. A lo largo de su intervención, Gordillo no sólo abordó el tema central del libro, es decir: cómo desde diferentes ámbitos del poder se promueve de forma muy consciente la militarización de la sociedad y el ciudadano, naturalizando la guerra y el estamento militar como parte de la existencia, sino también el desarrollo geopolítico y propagandístico de recientes conflictos bélicos, como el de Irak o, más aún, la actual guerra de Ucrania, aventurándose a especular que no pasará de este verano sin que los organismos internacionales, amén de los propios países enfrentados, tomen alguna decisión definitiva, procediendo a algún tipo de negociación más o menos forzosa, ya que de lo contrario el territorio ucraniano acabará tan devastado que no será de utilidad alguna para nadie, por no hablar de la posible internacionalización del conflicto, con resultados catastróficos. En cualquier caso, si algo quedó claro es que hoy es más necesario que nunca, si cabe, seguir trabajando en desmilitarizar las mentes y a través de la educación desaprender la guerra como solución, antes de que la guerra se transforme en solución final.
A continuación, fue el turno de la memoria histórica del tardofranquismo, con la presentación de Los últimos zarpazos: presos políticos en el final del franquismo (Fundación Federico Engels), nuevo libro del mítico Julio Gomariz, antiguo militante del FRAP y del PCE, detenido por el no menos mítico e infame Billy el Niño en 1975, torturado en la Dirección General de Seguridad y encarcelado junto a varios camaradas, acusado falsamente de complicidad en el asesinato de un guardia civil. Tras una breve introducción por parte de uno de los representantes de la Fundación Federico Engels, Gomariz conversó con el joven historiador avilesino Pablo Alcántara, especializado en el estudio de la policía política franquista, la temible Brigada Político-Social, y en la represión de la oposición democrática durante el franquismo. Desgranando datos, hechos y anécdotas personales, al tiempo que una amplia documentación, Gomariz insistió en que no se debe caer en el tópico de pensar que la represión fue menos violenta, cruel y virulenta en los últimos años del régimen, ya que esta no bajó la guardia en ningún momento y si bien se hizo más selectiva y discreta, prosiguió e incluso se incrementó a través del Tribunal de Orden Público, máximo representante represivo del franquismo, encarcelando y torturando a cientos de opositores, aunque se intensificara también más la propaganda. De hecho, el libro quiere evitar que «las miles de víctimas de la represión franquista en los últimos años de la dictadura caigan en el olvido, porque lo que no se documenta desaparece».
Tras un comienzo político y militante hasta la médula, llegó, simple y llanamente, la novela. En este caso la primera de su autora, Nuria M. Deaño, editora, traductora y periodista, presentada por Félix García Hernán, quien traza en Me llamaré Silver Stardust (Alrevés) el retrato de un personaje peculiar, un yonqui que una noche de 1999 comienza a rememorar su infancia en el Madrid de los años setenta, cuando todos le llamaban Silver y creía tener el mejor padre del mundo, una madre que no dejaba de llorar, una buena izquierda con el balón, una pandilla de amigos y el sueño de tocar en una banda de rock. Nostalgia, realismo, ternura y un final abierto como la vida misma.
Llegó también el momento, por fin, del color negro en el Espacio AQ, aunque esta vez más que de novela negra se tratara de la más negra realidad de la pura y dura crónica negra. Presentado por el largo brazo de la ley en la SN, es decir, Su Señoría el Honesto José Manuel Estébanez, Ricardo Magaz, profesor de fenomenología criminal, funcionario del Cuerpo Nacional de Policía y prolífico autor de novelas, relatos y ensayos, se trajo bajo el brazo su nuevo libro: El quinto mandamiento: diario de crimen y castigo (Eolas). Una colección de textos de temática criminal y criminalista, donde, combinando literatura y vida, excavando en su propia experiencia personal, con pluma incisiva y a menudo irónica, hace un repaso singular a la criminalidad sin fronteras, desde el narcotráfico a la ciencia forense y policial, desde algunos de los crímenes en los que ha trabajado directamente, interviniendo en su investigación, hasta reflexiones no menos personales sobre el género policíaco y negro, tanto en literatura como en cine. Con implacable pero salomónica sapiencia, cuando Estébanez le preguntó si creía en la «segunda oportunidad» para el criminal, Magaz contestó que sí, claro, pero «…sin caer en el buenismo idiota, porque todos podemos tener un lobo dormido dentro»
Y cuando estábamos al borde de arruinar el día haciendo peligrar la sacrosanta y necesaria paridad, ante el exceso de testosterona reinante hasta el momento, el Espacio AQ fue salvado no por la campana, sino por la presencia de dos damas con tanto estilo y garbo como la popular escritora alicantina afincada en Madrid Mónica Rouanet y su presentadora, nuestra gran Beatriz Rato, quien dejo precisamente un rato su habitual Carpa de la Palabra, para dialogar con la autora no sobre su última novela, no, sino sobre la primera. Que es también la última. Me explico: El camino de las luciérnagas fue la primera novela de Rouanet, publicada inicialmente por Amazon ante el rechazo de todas las editoriales a las que fuera enviada previamente. Cuando las descargas de esta historia de iniciación a la vida, suspense, crecimiento, amistad viciada, abuso adolescente y procedimiento judicial se contaron por miles, la novela acabó en la pequeña editorial La Fea Burguesía, donde llegó a dos ediciones. Más de diez años después, convertida en novelista reconocida, la editorial Roca reedita ahora El camino de las luciérnagas revisada por su autora, que ha llevado parte de la acción al 2022, teniendo oportunidad así de «mejorar» y poner al día la novela favorita de sus hijas. Una suerte de bildungsroman que se desarrolla entre la juventud de su protagonista, en los años ochenta, y su edad adulta en los 2000, cuando un fantasma del pasado reaparece obligándolo a enfrentarse al secreto que esconde y a sus miedos. Amistades peligrosas, personajes con nombres peculiares, psicópatas cotidianos, para una novela adictiva, que se lee del tirón. De paso, Rouanet, quien confesó que los horrores de sus obras se quedan cortos frente a aquellos con los que se enfrenta día a día como trabajadora con personas en riesgo de exclusión social, adelantó ya algo de su próxima novela, que nos trajo a la memoria el Verano de corrupción de Stephen King, y no digo más.
Pero entonces, cuando la cosa parecía encarrilada, sin más, el Caos Reptante reapareció en todo su esplendor. De repente, la Carpa de AQ comenzó a ser invadida por una masa descontrolada de hombres y mujeres que se apoderó de sillas, esquinas y rincones, quedándose muchos en pie a las afueras de la misma. No, no venían a escuchar la presentación de El gato tuerto (Alrevés) de Manuel Avilés, a cargo de nuevo del Supremo Juez Estébanez, trasladada de urgencias a la Carpa de la Palabra, sino que, precisamente, habían abarrotado la Carpa de la Palabra para escuchar al actual presidente del Principado de Asturias y secretario general de la Federación Socialista de Asturias, Adrián Barbón, sometido a un amable tercer grado por la periodista, comunicadora y responsable de comunicación de la Consejería de Salud del Principado de Asturias, Mily Cimadevilla. Motivo por el cual fueron todos y todas trasladados a marchas forzadas a la más amplia Carpa de AQ, donde durante una intensa y larga hora que se quedó corta, Barbón hizo gala de simpatía y capacidad oratoria, dando respuestas claras, concisas, siempre educadas, reflexivas y tolerantes (dejando a Vox al margen de la tolerancia, aunque no a sus votantes) a todas las cuestiones, locales, nacionales y hasta internacionales que suscitara Cimadevilla con simpatía pero sin contemplaciones. Imposible resumir aquí una entrevista tan intensa como extensa, pero imposible también no recoger algunas de las frases contundentes de Barbón, que resumió su pasada legislatura como «la legislatura de la resistencia». Respecto a su sorprendente beso bíblico, salió sobradamente al paso al declararse tanto creyente como más aún creyente en el Estado aconfesional (aplauso) y en la separación entre política y religión, Iglesia y Estado. Aseguró su buena disposición negociadora tanto con Izquierda Unida, como con Podemos Asturias (cuando estos últimos se aclaren y decidan dialogar) y hasta con el PP si quiere, confirmando la segura abstención de Foro Asturias en su próxima investidura. Rechazó los insultos y exabruptos que reinan en los últimos tiempos en el ámbito parlamentario, abogando por el respeto y la prudencia. Tuvo palabras de agradecimiento para su mentor y Obi Wan Kenobi particular, Juan Cofiño, a quien logró convencer de que no abandonara del todo el ámbito político. Reconoció la posibilidad de nombrar pronto en la consejería una mujer, pero no necesariamente, como ironizó Mily Cimadevilla, una «dama de hierro» (aplausos). Sobre todo, insistió en convertir el Principado de Asturias en modelo y ejemplo de gestión socialista, que ponga en jaque ese mapa político azul que invade España por los cuatro costados. Resumió los objetivos de su futura gestión como una decidida lucha por transformar la economía acorde con las energías renovables y el cuidado del medio ambiente; la recuperación del Estado del bienestar perdido a causa de la pandemia; la disminución de la burocracia que frena la creación de empleo para autónomos y emprendedores, y la recuperación de la autoestima para el pueblo asturiano, que pasa por la oficialidad de la llingua, pero también por la creación de una oferta para atraer al paraíso natural asturiano no solo a grandes empresas, que también, sino a los teletrabajadores autónomos dispuestos a instalarse en él. En breve titular, querría que su próximo gobierno fuera recordado como «el gobierno que hizo posible el cambio en Asturias», y es que, aunque socialista desde los diecisiete años, asturiano ha sido siempre. Finalmente, animó al voto útil y táctico en las próximas elecciones nacionales, avisando que no se diera todavía por muerto a Sánchez, experto en resurrecciones inesperadas, y afirmando que hay que dejarse de etiquetas como «guerrismo», «zapaterismo» o «sanchismo» porque «el único ismo que importa es el de socialismo» (aplausos).
Al final, tuvo que intervenir una vez más, como, por otra parte, a lo largo de toda la tarde, el propio Ángel de la Calle para vaciar la Carpa AQ y devolver al redil al rebaño de sociatas, dando paso así a la última presentación de la jornada. La de la novela de misterio La virgen sin cabeza (Roca), nuevo thriller de la escritora y guionista santanderina Pilar Ruiz, quien, según nos informó su presentador, el inefable Alejandro Gallo (cuando pudo imponer su profunda voz a los gritos y susurros de la incombustible militancia socialista), visita por vez primera la Semana Negra. No nos cabe duda de que no será la última, pues además de su simpatía personal y buen humor, ha conseguido ser comparada ya con la exitosa Dolores Redondo, aunque cambiando la Galicia profunda por la no menos umbría y misteriosa Cantabria. Aquí, la inspectora Mar Lanza habrá de vérselas no solo con un asesino misterioso y su vuelta al hogar montañés donde nació, sino con una intriga enrevesada que incluye actrices del Destape, cineastas de Serie B desaparecidos, corrupción y mafias tras del supuesto glamour del mundo cinematográfico. Así dijimos The End a una jornada AQ muy, pero que muy militante y política, pero también muy, pero que muy loca.
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