Espacio AQ
Jesús Palacios y Rakel S. H.
2022-07-16
Penúltima jornada del Espacio AQ y última que les servimos en bandeja de tinta (figuradamente, claro) sus humildes servidores. Una tan llena de autores, libros, personas y personajes fascinantes como las anteriores, si no más e igualmente apasionada y apasionante. Comenzó con la obra Me llamo Aquilino Moral Menéndez: autobiografía del héroe prudente (FAL), presentada por su autor, Miguel Ángel Fernández, y por Boni Ortiz, editada por la Fundación Anselmo Lorenzo y con la colaboración de la Fundación Andreu Nin, cosa lógica tratándose de un auténtico recorrido por la historia del movimiento obrero asturiano, a través de la vida y pensamiento de Aquilino Moral (1893-1979). Figura esencial en el anarcosindicalismo de España y Asturias, este hombre sencillo y honesto, en palabras de Miguel Ángel Fernández: «un paisano que durante toda su vida lo único que fizo fue trabayar por sus compañeros», representa las mejores virtudes de un proletariado comprometido con la causa obrera, habiendo participado abiertamente en el movimiento libertario desde la fundación de la CNT en 1910 hasta la mismísima Transición democrática borbónica. Como bien recoge en sus páginas el libro, todos aquellos que le conocieron honran y veneran su memoria, memoria también de los grandes hitos del movimiento obrero a lo largo del siglo pasado, que la emotiva obra de Fernández pretende y consigue rescatar de un injusto olvido.
A continuación y sin que Boni Ortiz se tuviera que levantar de su silla, subieron al estrado Txema Abaigar y José Falcao, dos de los varios autores del libro Dicionario da invisibilidade (SOS racismo), publicado en la vecina Portugal, que reúne más de tres mil entradas y seis mil nombres relacionados con la lucha internacional por los derechos humanos y contra el racismo, incluyendo desde personajes tan conocidos como Frida Kahlo, Rosa Luxemburgo o el mismísimo Che Guevara a otros casi anónimos, representantes de diversas comunidades nacionales e indígenas como los mapuches, saharauis, kurdos o aborígenes australianos. Un trabajo exhaustivo pero nunca cerrado del todo, que celebra a quienes se levantaron, lucharon y murieron por causas sociales revolucionarias y humanitarias a lo largo del tiempo, a veces siendo invisibilizados, olvidados e incluso devorados por la Historia, hasta el punto de que muchos de quienes llevan hoy sus rostros sobre sus camisetas apenas tienen idea de quienes fueron. Llevado a término en plena pandemia, con la colaboración de ciento setenta personas, incluyendo al artista André Carrilho, autor de sus estupendas ilustraciones y portada, este proyecto de SOS Racismo, con sus defectos y olvidos inevitables, es un sentido homenaje a todos aquellos que perdieron, pero también a los que a veces ganaron, ayudando todos a crear un mundo mejor, con menos desigualdades e injusticias, por mucho que todavía quede por hacer, conservando así su memoria individual y colectiva.
Llegó después el momento de viajar con el libro El latido de Al Magreb (M. A. R. Editor) de Pablo Martín Carbajal, acompañado y bien por Alfonso Mateo-Sagasta. Carbajal, tinerfeño de pro que ha trabajado y viajado de París al Cáucaso pasando por Bruselas, se ha convertido en una suerte de embajador del Gobierno de Canarias en Marruecos y África del Norte, desempeñando diversos cargos oficiales a lo largo de veinte años que le han permitido también conocer en profundidad el Magreb, sus gentes, paisajes y costumbres. Convencido de que a pesar de su cercanía muy poco es lo que de verdad sabemos de nuestros vecinos africanos, ha volcado toda esta experiencia e información de primera mano en una novela de viajes y aventuras, donde siguiendo las peripecias de dos hermanos mal avenidos, Álvaro y Carol, que deben desplazarse a Mauritania y Marruecos por negocios, penetraremos en los recovecos del Magreb occidental y su accidentada historia, ligada al conflicto del Sahara y a la propia historia de España. De Casablanca a Fez, un mundo de leyendas, lleno de misterios y personajes fascinantes, se extiende ante los protagonistas y el lector, intentando así ampliar nuestra mirada para descubrir los mil y un matices de una región que es mucho más que eso: un paisaje político, social y cultural cambiante, complejo y poliédrico.
Una vez que se emprende la aventura, ya es difícil resistirse a ella, así que, ¿por qué no viajar ahora hasta el Viejo Oeste de nuestros sueños de infancia y adolescencia? Así lo hicimos con la puesta de largo del estupendo álbum de cómic Bajo el cielo de acero (Ponent Mon), presentado por su autor, el excelente y veterano dibujante, pintor, guionista e ilustrador Joan Mundet, sobradamente conocido por su espectacular trabajo ilustrando la saga de Alatriste de Arturo Pérez-Reverte o su propia serie de aventuras Capablanca, aparte de innumerables historias cortas, novelas gráficas y trabajos para el mercado italiano y otros. Acunado por los dos expertos de rigor en literatura dibujada de la SN, Norman Fernández y Pepe Gálvez, Mundet explicó algunos pormenores de su técnica, pues aunque ahora trabaje con ordenador y programas gráficos digitales sigue siendo la de un dibujante y pintor clásico, cambiando el pincel por el ratón, pero con igual estilo y sensibilidad. Los resultados están a la vista en este western crepuscular, violento y lírico, que cuenta las aventuras de un jinete solitario, Horace, y la única superviviente de una caravana masacrada por los indios, Rita Candela, a través de un árido y cruel desierto de Sonora, poblado de apaches y sanguinarios bandidos mexicanos. Con un estilo sin duda personal y único, Bajo el cielo de acero es desde ya mismo un nuevo título que añadir al mejor eurowestern dibujado, que evoca las grandes obras de Jijé, Giraud o Víctor de la Fuente.
Y del western a la fantasía, como saben todos los niños y niñas del mundo mundial, solo hay un paso. Lo dimos con la mesa redonda presentada y moderada por la misma Rakel S. H. que les sirve de cronista, donde participaron tanto su compañero de fatigas al frente también de estas páginas, Jesús Palacios, como el descubrimiento argentino de este año en la Semana, Marcelo Guerrieri, autor de Con esta luna (Tusquets), novela ganadora del premio Celsius a la mejor obra de fantasía, terror y/o ciencia ficción publicada en castellano, que concede la propia SN, junto a la ya también consagrada Laura Fernández, finalista al mismo galardón con su ya mucho y justamente premiada obra La señora Potter no es exactamente Santa Claus (Random House). Juntos todos y bajo el interrogante ¿Cuenta la realidad la literatura fantástica? dieron cada uno y cada una su versión o perversión de la relación, sin duda extraña y tensa, que realidad y fantasía mantienen a través de la literatura y la ficción, mostrándose de acuerdo en que se mire como se mire, la una sin la otra no se entienden ni disfrutan. El escapismo como necesidad, la literatura fantástica como justo y necesario reencantamiento de un mundo despojado por materialismo y capitalismo de magia, mitos y ritos, acabaron por llevarnos a la conclusión de que arte y fantasía son la única y verdadera religión laica que puede y debe venerarse en estos tiempos convulsos, donde realidad y ficción se funden y confunden en distópica orgía. De lo que nos deparará el futuro, poco se pudo decir, salvo recordar la vieja maldición china: viviremos tiempos interesantes.
Momento para terminar poniendo de nuevo los pies en el suelo y cerrando la tarde de forma tan precisa como coherente. Si la jornada se iniciaba con Aquilino Moral en los albores de la lucha sindical española, se terminaba con la presentación del libro Los sindicatos y el nuevo contrato social: cómo España salió del ERTE (La Catarata), con su autor, el líder sindical Unai Sordo, secretario general de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras desde 2017, en animada y combativa charla con su presentador, José Manuel Zapico, de Comisiones Obreras de Asturias. Partiendo de la pregunta que se hacía el autor en su anterior libro ¿Un futuro sin sindicatos?, Sordo reivindicó enérgicamente el papel desempeñado por los sindicatos españoles como agentes sociales durante y después de la pandemia y el confinamiento, pues sin su intermediación y trabajo con el Gobierno de la nación las consecuencias laborales de la crisis sanitaria hubieran sido infinitamente peores. Reclamando el reconocimiento merecido a una labor que ha dado por resultado salvar millones de puestos de trabajo, miles de empresas, la subida del salario mínimo interprofesional, los ERTE como herramientas para el sostenimiento del empleo y la aprobación de la reforma laboral, Sordo pidió que no se olvidaran aquellos aplausos de las ocho de la tarde a los sanitarios, que unieron a todos los españoles, ni se deje que el ruido de las caceroladas del madrileño barrio de Salamanca los apaguen, advirtiendo que se avecinan tiempos duros de posible retroceso en las conquistas sindicales si no se movilizan las fuerzas sociales, haciendo oídos sordos a las falacias de una derecha que intentará, sin duda, salirse con la suya. Y con esta perspectiva, el Espacio AQ se despidió hasta hoy sábado, aunque nosotros lo hacemos ya hasta el año que viene. Por supuesto, solo si Batman quiere (chiste privado de razón para nuestro amigo Luis Artigue).