¿Dos estados? ¿Dónde?
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Anna Tortajada
2024-07-13
El pasado 28 de mayo el gobierno de España, junto con el de Irlanda y el de Noruega, se unió a la lista de los 143 países que han reconocido el estado de Palestina. Un estado sin tierra. Un estado que debería haber existido desde 1948 cuando Naciones Unidas dio luz verde a la creación de otro estado en aquellas tierras, el de Israel, dando origen a un conflicto que se ha prolongado hasta hoy. Desde entonces se han sucedido negociaciones, resoluciones e intentos de acuerdo, como los acuerdos de Madrid o los de Oslo, y se establecieron sus fronteras. Sin embargo, durante 75 años se ha permitido impunemente a Israel expulsar a millones de palestinos de sus casas y de sus tierras convirtiéndolos en refugiados.
El sionismo israelí pretende así hacer desaparecer Palestina y a los palestinos. Su objetivo siempre ha sido su mítico Gran Israel, su estado judío solo para judíos, desde el Jordán hasta el mar. Durante 75 años se ha permitido a Israel ocupar ilegalmente los territorios de ese hipotético estado de Palestina. No se ha impedido, la deliberada colonización de Cisjordania con sus urbanizaciones de colonos armados protegidos por el ejército. El aislamiento de las poblaciones palestinas y el hostigamiento y el asesinato sistemático de sus habitantes, no ha merecido la atención de los medios ni de los estados presuntamente democráticos, ni tampoco de los países árabes. Se ha tolerado la existencia del gueto de Gaza, donde dos millones de palestinos vivían aislados, controlados y vigilados por el gobierno y el ejército israelí desde hace años.
La actual ofensiva israelí en la Franja de Gaza, como represalia al ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023, arrasando sus ciudades y asesinando a su población civil, se parece más a una campaña de anexión y exterminio que a un intento de rescate de los rehenes israelíes. Benjamin Netanyahu, al frente de un gobierno tan teocrático y fanatizado como el de los ayatolas de Irán, está por fin en búsqueda y captura por el Tribunal Internacional de La Haya, acusado de crímenes de guerra, mientras su principal valedor, el gobierno de los Estados Unidos, sigue suministrándole toneladas de armamento. No hay sanciones para el Estado de Israel. El genocidio en la franja de Gaza sigue.
Nadie se atreve a pararle los pies al gobierno de Israel. Demasiados intereses cruzados, económicos, geoestratégicos y de todo tipo. Netanyahu, aunque cuestionado también por una gran parte de los ciudadanos de su país, no va a echarse atrás. Sin embargo, se vuelve a hablar en los foros internacionales de la coexistencia de dos estados. Pura retórica. Una fantasía recurrente para tranquilizar las conciencias, porque ¿quién va a obligar a Israel a retirarse a las fronteras establecidas en 1967, cuando ni siquiera se le puede forzar a un alto al fuego?