Sin melancolías ni fatalismos
2024-07-13
Penúltima jornada del Espacio AQ, que sin embargo se negó a dejarse arrastrar por la melancolía y el fatalismo de su ya próximo final por este año y siguió ofreciendo una tarde llena no, repleta de charlas y presentaciones, como si, de hecho, no hubiera un mañana.
Comenzamos: Érase una vez una animada mesa redonda para todos los públicos y, sobre todo, para niños y niñas de todas las edades, titulada Revistas de literatura infantil y juvenil en España, donde ofició como moderador nuestro cuenta cuentos oficial y hombre orquesta de la Semana Negra, David Acera, acompañado por Javier García Sobrino, profesor de educación básica, amén de escritor él mismo de literatura infantil y colaborador desde 1986 de la decana revista dedicada al tema Peonza, y por el polifacético y veterano miembro egregio de la Red Internacional de Cuentacuentos (que suena como alguna organización secreta de un cuento de Roald Dahl), Paco Abril, artista de origen checo nacido en Teruel y afincado en Gijón —les prometo que eso cuenta Wikipedia, la mayor cuenta cuentos de Internet—, y también colaborador habitual de las clásicas revistas de literatura infantil y juvenil Lazarillo y CLIJ.
Por supuesto, la charla giró, como nuestros avispados lectores habrán sospechado, alrededor de la existencia necesaria y no demasiado reconocida dentro del ámbito cultural oficial de las revistas dedicadas al estudio, la crítica, la historia y la evolución de la literatura para niños y adolescentes. Un terreno siempre espinoso porque, al contrario de lo que muchos suponen, es el campo donde a menudo mejor literatura para todas las edades se escribe, cumpliendo además la más noble e importante de las funciones posibles: intentar atraer a las nuevas generaciones a la lectura.
Revistas como las citadas Peonza, Lazarillo o CLIJ llevan décadas facilitando a profesores, pedagogos y maestros el acceso y conocimiento de lo mejor (y a veces de lo peor) que se cultiva en el campo de la ficción para jóvenes. Los cambios de modelo educativo, de ideas, de modas, modos y modales que partiendo de cuentos y novelas influyen en la mentalidad de los futuros ciudadanos, en los momentos más delicados de su formación. Se hizo especial hincapié en cómo los educadores, y esto incluye también a padres y adultos del entorno familiar de los niños, deben desarrollar estrategias renovadas para conseguir atraer nuevos lectores infantiles en medio de un mundo digital, de pantallas e imágenes atractivas e hipnóticas, como nunca antes había existido. Como dijo Paco Abril: “Lo digital no se puede oler, salvo cuando huele a chamusquina porque se han quemado los cables”.
Hoy, más que nunca, son necesarios cuenta cuentos, historias atractivas y actuales, fantasías capaces de captar la atención de niños y jóvenes con su sentido de la maravilla, al tiempo que con sus cargas de profundidad que encajen con los nuevos intereses y problemáticas actuales, para atraparlos en los difíciles pero siempre gratificantes placeres de la lectura, garantizando la continuidad de la cultura escrita a través de la diversión y el entretenimiento, pero también de la educación y la curiosidad intelectual. Difícil está, pero cuanto más grande el desafío, más grande el cuento que contar.
Nada más apropiado que continuar la tarde A Quemarropa con el nuevo libro de Jordi Sierra i Fabra, mito viviente de la mejor literatura infantil y juvenil española, entre otras muchas cosas: pionero de la prensa musical pop, miembro fundador de las revistas Popular 1 y Super Pop, amén de biógrafo de (casi) todas las bandas y músicos de rock más importantes del siglo XX, autor de novelas de ciencia ficción, misterio, crimen y suspense, de ensayos, libros de historia y poemas, acumulador de (casi) todos los grandes y pequeños premios literarios de nuestro país, periodista y comunicador incombustible.
Esto último lo volvió a demostrar durante la presentación, otra vez a cargo de David Acera, de su nuevo libro: La verdad oculta (Roca editorial), que a lo largo de una charla sembrada de anécdotas dignas de su juliovernesca existencia, salpicada de accidentes cuasimortales y aventuras propias de 007, definió su autor como una obra donde quiso combinar el misterio detectivesco y la soap opera desatada, con un enigma en dos tiempos: la Barcelona de 1959, en el entorno de la alta burguesía catalana ejemplificada por la familia Miramón y el trato que recibe la nueva criada de la casa, Celia, una joven huérfana recién llegada a la Ciudad Condal; y la de 1992, cuando Eduardo, detective privado, recibe el encargo de investigar el pasado de, precisamente, Celia, en busca de un oscuro secreto, oculto durante más de treinta años.
Una criada huerfanita despreciada por la niña pija y acosada por el rijoso señorito de una casa bien. Embarazos no deseados, el secreto de una fortuna familiar, esqueletos en el armario… Ya lo dijo el propio Sierra i Fabra: un culebrón en toda regla, casi una de aquellas radionovelas estilo Lucecita o Ama Rosa, que seguramente escuchó de niño en casa, y que ahora recrea con su habilidad narrativa habitual, con un toque de noir para teñir con oscuridad su color rosa. En cualquier caso, y de un caso también se trata, una de las charlas más divertidas, animadas y memorables no solo de la jornada de ayer, sino de toda la semana, que el escritor redondeó con una frase que la define perfectamente: “Mi obra es muy seria, yo no”.
Y con veteranos de la mejor serie negra española, esta vez dibujada aunque también con origen literario, proseguimos celebrando la aparición del cómic, o novela gráfica si ustedes gustan, Soy una asesina (Reino de Cordelia), firmado por el veterano dibujante e ilustrador Pedro Arjona, miembro fundamental y fundacional del histórico colectivo historietista conocido como El Cubri, que fuera presentado por la prestigiosa escritora Marta Sanz, finalista este año del premio Celsius en la Semana Negra, y autora también del prólogo que acompaña esta estupenda edición.
Siguiendo de forma tan personal como al tiempo fiel la novela negra Desgracias personales del pionero del género y notable guionista cinematográfico ya desaparecido Carlos Pérez Merinero, Soy una asesina es el retrato de una mujer fatal que quizá no quiso serlo, atrapada en una red de pasión, crimen y odio, donde el tratamiento de su historia trasciende, precisamente, el tópico noir de la mujer fatal, sin por ello traicionar el género. Marta Sanz destacó el peculiar expresionismo gráfico de Arjona, que conectó con el estilo cinematográfico de Fritz Lang, y el dibujante agradeció no sólo la comparación, sino el reconocimiento de su trabajo con la planificación, las sombras y el montaje, teñido de un sentido narrativo muy meditado.
En las antípodas del naturalismo, Soy una asesina, con su peculiar uso del blanco y negro, el gris o el amarillo, busca y consigue convertir la viñeta en vehículo de emociones condensadas, jugando con detalles que el lector puede no notar en principio, pero que contribuyen para su autor a crear un efecto psicológico determinado, intenso y emotivo. En definitiva, Arjona, haciendo alarde de humildad, ofrece aquí una lección de narrativa gráfica noir que hasta otro genio del género como Keko (véanse sus recientes trabajos con Altarriba o Carlos Portela) no dejó ir a escuchar.
No abandonamos la exquisita editorial Reino de Cordelia para asistir a la presentación de otra de sus bellas ediciones, esta vez en la tradición más personal del libro de viajes: En el Transiberiano, de Eva Orúe y Sara Gutiérrez, que fueron introducidas por la periodista cultural, traductora y fundadora de la mítica librería zaragozana Los portadores de sueños, Eva Cosculluela.
Como bien indica el subtítulo del libro: “Una historia personal del tren que forjó un imperio”, las autoras combinan con ingenio su personal aventura a lo largo y ancho de su trayecto de Moscú a Vladivostok en el Transiberiano con la narración histórica y la reflexión sobre lo que supuso la existencia en su momento de la línea transiberiana, con todos los cambios que introdujo no solo en su país, sino a nivel internacional, tanto en la Historia como en la ficción. Un viaje apasionante y apasionado por la cultura y la sociedad rusas y europeas de principios de siglo XX, a través del zarismo, la Revolución bolchevique, la guerra ruso-japonesa y un incierto futuro en el que se perfila, quizás, una nueva capital para la Rusia del milenio: Vladivostok. En definitiva, un libro de viajes para el siglo XXI en la gran tradición de la literatura clásica del género, indispensable para que si piensan ustedes coger alguna vez el Transiberiano, no lo hagan con pánico y sepan además que el Transiberiano no existe. Y Siberia, menos todavía.
Pero si les parece raro que no existan ni Siberia ni el famoso tren que la atraviesa, eso es que aún no han leído los relatos reunidos en Damas, caballeros y planetas (Random House), de la también ya habitual semanera Laura Fernández. Una antología de cuentos característicos del universo loco, absurdo, psicotrónico, desopilante, psicodélico y delirante de su autora, que se mueven o más bien mueven al lector en escenarios más o menos reconocibles y reconocidos e interconectados con novelas como La señora Potter no es exactamente Santa Claus y sus extraños personajes.
El periodista y dandy babelónico Juan Carlos Galindo charló amistosa y alegremente con la escritora, guiándonos a través de un tapiz cósmicómico compuesto por detectives mutantes, dinosaurios oficinistas que sueñan con ser detectives mutantes, periodistas fantasma (¿no lo somos todos?), habitantes de planetas tan extraños como el nuestro o aeronaves con personalidad propia, en un juego metaliterario más allá del posmodernismo, que bebe a grandes tragos del humor y del suprarrealismo fantacientífico y mágico de Kurt Vonnegut Jr., William Burroughs, Phil K. Dick, Douglas Adams, Stefano Benni o Philip J. Farmer, llevándolos a su propio territorio, donde acechan un humor luminoso y la esperanza de que la literatura, entendida como infinito juego lúdico entre ficción y realidad, se perfile como salvación del ser humano. Dsa misma especie tan necesitada siempre de ilusiones y misterios que, cuando no existen, sigue creyendo en ellos y fotografiándolos, como al bueno del viejo y siempre borroso monstruo del Lago Ness.
Momento para hacer de nuevo historia en el territorio AQ: a las nueve de la noche, hora del lubricán en la playa de Poniente, tuvo lugar un encuentro de gigantes. Ángel de la Calle, antaño conocido como “el jefe de todo esto” pero ante todo y sobre todo, uno de los grandes talentos de la historieta nacional, autor de obras tan singulares en nuestro panorama y tan indispensables como Modotti (Reino de Cordelia) o Pinturas de guerra (Garbuix), dos libros que dan nuevo sentido al término novela gráfica y abren al lector de literatura dibujada todo un nuevo continente de colisión entre realidad y ficción, historia y narrativa, compromiso político y puro arte, se sentó con nosotros para presentar al maestro de maestros José Muñoz, mito viviente de la mejor historieta argentina e internacional, creador con el inefable guionista Carlos Sampayo de Alack Sinner, quintaesencia del detective noir, entre otras muchas maravillas del blanco y negro expresivo y expresionista, a la altura de un George Grosz.
Juntos, ante nuestros ojos como platos, presentaron la reciente edición integral de El bar de Joe (Salamandra), otra obra maestra de la historieta neonoir, escrita también por Sampayo, que reúne diez historias conectadas, donde aparecen y reaparecen personajes de su universo mítico, como Sophie, Enfer o el propio Sinner, trascendiendo los límites de la serie negra pero siempre con su fascinante sello melancólico, expresionista y crepuscular.
Naturalmente, con estos dos gigantes del noveno arte, la fascinante conversación no podía limitarse a esta estupenda serie, sino que se convirtió en un recorrido por la obra y carrera de Muñoz y Sampayo, digno de haber sido grabado para algún futuro libro sobre el arte casi perdido de la historieta adulta (y digo casi, porque ahí sigue de la Calle para conservarlo). A continuación, los afortunados asistentes pudieron llevarse no solo la firma del artista argentino o del español en sus libros, sino esos dibujines improvisados que son el tesoro de todo auténtico amante del cómic. Como para perdérselo.
Y finalizamos en modo multimedia con la presentación de Black is Betlza II: Ainhoa, segunda entrega cinematográfica de un proyecto que incluye cine, animación, cómic, música, literatura y creación digital, genéricamente bautizado como Black is Beltza, encabezado por el director y compositor Fermín Muguruza, que firma los dos primeros largometrajes animados. Para ello contamos con la presencia de la artista de cómic, ilustradora y diseñadora gráfica Susanna Martín, y con la de los expertos Cristina Hombrados y nuestro Yexus, es decir, Jesús García Sierra, todos ellos comprometidos con este elaborado, atrevido e innovador proyecto audiovisual, que mezcla no solo formatos y técnicas, sino también el género negro y de aventuras, cinéfago y meta-referencial con el compromiso político y social, la revisión de la historia reciente de nuestro país y la creación de una nueva mitología revolucionaria y radical para el siglo XXI y el nuevo milenio. Ahí es ná.