El espacio que habría hecho feliz a Cortázar
Jesús Palacios y Rakel Suárez Hernández
2024-07-11
Que nunca llueve a gusto de todos es algo tan tópico que casi da vergüenza recordarlo… Y más aún reconocer que es la pura y simple realidad. En la SN de Gijón lo que para los paisanos es maldición, este hermoso cielo gris con su húmedo orbayo omnipresente, para quienes la visitan desde el interior es bendición. Pero para todos están siempre abiertas las carpas semaneras, repletas de actividades, charlas, ponencias y presentaciones que, claro, también a unos gustan y a otros no. Aunque hay que ser muy soso para no encontrar en ellas siempre algo de interés, rediós.
En nuestro Espacio AQ comenzó la inestable y bochornosa tarde con la presentación de la primera novela de Nuria Bueno, Amazona (AdN), que fue introducida por la profesora María Socorro Suárez Lafuente. La veterana guionista de míticas series españolas de televisión como Compañeros, El internado o Águila roja, que aunque algunos no lo crean todavía tienen sus fans, debuta con un drama psicológico de tintes negros, donde se cruzan tres intrigas que confluyen en la persona de su protagonista, Adriana, recién separada y trabajando como limpiadora de escenas de crímenes violentos (ya se sabe: tú mata, que nosotras limpiamos la sangre), quien además de verse perseguida por la amenaza de su ex marido de asesinar a su hijo, se verá mezclada en una serie de asesinatos relacionados con su macabro empleo.
Por si fuera poco, el inspector Beranga, encargado del caso, convencido de que los crímenes son obra del mismo asesino, comienza a sospechar de ella… Y todo, en mitad de un largo y cálido verano infernal. Violencia de género (de los dos géneros: machista y de novela negra), suspense psicológico y sorpresas, para una primera obra que, como no podía ser de otra manera, quizá pronto se convierta también en serie.
Más violencia y crueldad, desde una óptica y estilo muy distintos, vinieron a continuación con la presentación de Aurora Q (Galaxia Gutenberg), del profesor, poeta y escritor Mario Cuenca Sandoval, cuyo podcast literario, La librería, fue calurosamente recomendado por su presentador, el insustituible gran librero y mejor lector Rafa Gutiérrez Testón, de la no menos insustituible librería gijonesa La buena letra.
Partiendo de la misteriosa aparición en 1981 de dos niños armados y cubiertos de sangre, caminando solitarios y descalzos por una autopista, prácticamente asilvestrados y que apenas si pueden articular palabras en su idioma privado, Mario Cuenca articula una compleja estructura concéntrica, siguiendo el formato de un relato clínico, que lleva al lector al corazón de la crueldad. A desvelarnos cómo esta se vehicula a través del lenguaje que nos enseñan y enseñamos, destinado a prepararnos para ejercerla los unos sobre los otros.
Los infantes salvajes de Aurora Q, que a Rafa Gutiérrez le hicieron pensar en cuentos de hadas no menos crueles como “Hansel y Gretel”, se convertirán involuntariamente en objeto de análisis, polémicas y agrias disputas entre médicos y científicos, mientras tras ellos acecha la figura casi fantasmal de Aurora Q, la misteriosa mujer a la que los psiquiatras culpan por los crímenes de los pequeños David y Raquel. Moraleja: “Cuidado con el lenguaje”. Y con algunos asistentes a las charlas que, no sabemos muy bien cómo, se las apañan para hacer preguntas que tienen tanto que ver con el libro presentado como su autor con un golpe de estado. Gajes del oficio.
Cambiamos de rumbo con el Aula de la SN y el omenaje (así, sin “h”) que rindió a la figura de Julio Cortázar, uno de los leitmotivs principales de la presente edición de la Semana, Olga Lobo, profesora del Departamento de estudios ibéricos e iberoamericanos de la Universidad Paul Valéry de Montpellier, experta reconocida internacionalmente en la obra del genial autor argentino. Presentada por su colega Virginia Gil Amate, miembro del Departamento de filología española de la Universidad de Oviedo, especializada a su vez en literatura hispanoamericana, Olga Lobo, situando su conferencia bajo el epígrafe inequívoco de La revolución será de los cronopios o no será, centró la misma en la faceta más política de la narrativa, la vida y el pensamiento de Cortázar.
Así, recordó sobre todo los dos momentos clave en el desarrollo político y personal del autor de Rayuela: su visita a Cuba en 1963, invitado por Casa de las Américas y su entusiasta implicación en la Revolución cubana, así como en todo el proceso de reivindicación y activismo revolucionario que se desató a lo largo y ancho de las venas abiertas de América Latina; y, por supuesto, su oposición a las dictaduras argentina y chilena desde su residencia en Europa, colaborando con todo tipo de publicaciones, donando los derechos generados por varias de sus obras para la ayuda de los presos políticos de su país y criticando abierta y públicamente los fascismos que estaban arrasando Latinoamérica. A consecuencia de esto y muchas cosas más, Cortázar fue considerado persona non grata en Argentina por el gobierno de El Proceso, que mantuvo el país bajo el terror de la dictadura militar entre 1976 y 1983, sufriendo persecución y amenazas de todo tipo.
Olga Lobo destacó cómo este compromiso político con la libertad y la oposición a las dictaduras militares en Latinoamérica y el resto del mundo se trasluce también en una obra que refleja el amor de Cortázar por lo popular, sin mirarlo por encima del hombro y sin paternalismo. Su prosa clara y horizontal, su narrativa accesible y directa, y cómo, partiendo del surrealismo y lo fantástico, a partir de cierto momento los monstruos de sus cuentos se humanizan y estos empiezan a denotar preocupaciones ecológicas e igualitarias, son prueba más que suficiente de la importancia de la política en la obra del autor y, a la inversa, de cómo su obra influyó y sigue influyendo en un pensamiento de izquierda antidogmático, progresista y genuinamente popular. Sólo Cortázar, de entre todos los grandes escritores hispanoamericanos de su tiempo, podía denunciar la violación de los derechos humanos en Argentina, Chile y otros países hermanos editando en México, en 1976, el tebeo Fantomas contra los vampiros multinacionales.
Sin dejar de lado la tragedia de la dictadura Argentina, pero ahora volviendo al territorio de la novela negra, vinieron a sentarse lado a lado dos históricos de la Semana Negra, que solo con su presencia ya llenaron la carpa: el poeta, narrador y genuino activista cultural Carlos Salem, con una nueva novela bajo el brazo, y su presentador, el inefable, inimitable y entusiasta Luis Artigue. Pero como dijo precisamente Artigue, aquí no se viene a presentar a los autores, sino sus libros, y el de Salem, Tango del torturador arrepentido (Alrevès), si hacemos caso tanto de Artigue como de su autor, vendría a ser, agárrense bien los machos, la mejor novela de Salem publicada hasta la fecha.
Trufada de detalles personales y toques autobiográficos, Tango del torturador arrepentido es una historia de venganza, suspense y dilema moral, que Artigue no dudó en comparar con las obras de Patricia Highsmith. Arrancando en plena dictadura argentina, su historia es la de dos personajes condenados a enfrentarse: Julio, un joven recluido en un centro clandestino de detención en el Buenos Aires de 1978; y el mayor Morales, un militar a cargo de ese mismo cuartel, donde se tortura y asesina a cientos de militantes izquierdistas y a cualquier opositor al régimen. Por un sentimental azar del destino, Morales decidirá dejar en libertad a Julio, que no podrá perdonarle nunca convertirle en superviviente de la dictadura. Por eso, cuando muchos años después, en el Madrid del 2000, Julio, que ahora se hace llamar como Borges, Jorge Luis, reconoce a Morales por casualidad, decide hacer con el hombre que le salvó la vida lo único posible: matarle.
Al hilo de esta intriga netamente noir, Carlos Salem vuelve a su país natal para explorar la arbitrariedad y monstruosidad del totalitarismo y el fascismo, en unos momentos, los de hoy, en los que esa misma tentación, disfrazada de neoliberalismo, amenaza no solo a Argentina, sino a otros muchos países. Con el telón de fondo de la Operación Cóndor (porque, como ya se dijo en otro sitio, las conspiraciones existen: que seas paranoico no quiere decir que no te persigan, sobre todo si eres argentino), de la complicidad del silencio y la participación en las masacres y torturas de militares que, como Morales, podían haberse negado a trabajar para el terror, la novela de Salem plantea el dilema moral de la venganza, de la imposibilidad de redención y de la ambigüedad del mal, ese mal banal que no sabemos o queremos ver cuando se nos exige que nos posicionemos.
El tango del torturador arrepentido, que parte de una anterior obra teatral de su autor, reconvertida y ampliada, es para la escritora argentina Claudia Piñeiro una novela necesaria; para su autor, su libro más difícil de escribir, más duro y personal. Y para Luis Artigue, por supuesto, la mejor novela que se puede comprar en la Semana Negra, política, negra y simbólica, además de un aviso necesario en estos tiempos donde quien hace Milei hace la trampa. En esto, hasta los perros que estaban en la carpa les dieron la razón a ladrido pelado.
Seguimos acercándonos al final de la jornada sin abandonar la novela negra. Nuestra habitual presentadora Carlota Suárez se trajo con ella a la mesa de AQ al escritor de origen tinerfeño afincado en Alicante Daniel Hernández Chambers, conocido por sus novelas publicadas en colecciones de literatura infantil y juvenil como SM, Altea y otras, quien se ha internado en esta ocasión por el territorio más oscuro del crimen y el misterio para adultos con El secreto del bosque (RBA). Bueno, para adultos de todas las edades a partir de los doce o trece años, porque, ¿qué demonios es eso de la literatura juvenil?
Daniel Hernández lo dejó bien claro, explicando que él nunca escribe pensando en la edad de sus lectores y que sus novelas, como todas las buenas historias, pueden leerlas tanto jóvenes como adultos, más allá de etiquetas que aunque a veces puedan ser necesarias, también pueden ser un engorro e ir en contra del autor. Sea como sea, El secreto del bosque pone en juego todos los elementos del género negro a la última: una niña desaparecida años atrás en lo más profundo del bosque de un (imaginario) pueblo del norte de España. Su hermano, convertido de adulto en jefe del departamento forense de la policía de Madrid y una investigadora, Estefanía, a la que encargará que vuelva a su vieja aldea cuando la aparición en ella de un montón de huesos de niños corroídos por el tiempo traiga a la actualidad la desaparición no solo de su hermana, sino las de otros menores ocurridas décadas antes. Viejas leyendas, refugiados nazis, secretos y personajes perseguidos por los traumas del pasado. Tenemos la impresión de que esta no será la última vez que Hernández Chambers se ponga a jugar con huesos, siguiendo el ejemplo de Kathy Reichs.
Pero la tarde AQ finalizó volviendo a la Latinoamérica más combativa y necesaria, la que nos trajo la mesa redonda a dos voces que en colaboración con la Asociación Lázaro Cárdenas de Gijón, ofrecieron Jorge Pardo y el escritor, sociólogo y politólogo chileno-español Marcos Roitman, quien desde su exilio tras el golpe de estado de Pinochet en Chile, en 1974, reside y desarrolla sus muchas labores en nuestro país, entre ellas escribir libros como Por la razón o por la fuerza (Siglo XXI) o Fútbol y política (Foca), con Ángel Cappa, que se pudieron adquirir al final de la charla.
Bajo el título de Guerra sucia, dictaduras y luchas de resistencia. El rescate de la memoria histórica en la literatura latinoamericana (1960-2024) e invocando el histórico asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, por miembros del partido de Fidel Castro, con el que dio “oficialmente” comienzo la Revolución cubana destinada a derrocar al dictador Fulgencio Batista, pero también a iniciar un periodo de esperanza y lucha por la democracia, la independencia y el socialismo en toda Latinoamérica, Pardo y Roitman, que encabezan una serie de charlas, conferencias y actividades desarrolladas al amparo de la Asociación Lázaro Cárdenas por toda España y otros países, reafirmaron la urgente necesidad de rescatar la memoria de esa América Latina revolucionaria y luchadora, para “parar la pelota al neoliberalismo” por medio de la cultura y la resistencia, antes de que se hagan con el campo. Cortázar no podría haber estado más de acuerdo.