Espacio AQ
2023-07-15
El último fin de semana del Espacio AQ comenzó con feroz tono reivindicativo, con una mesa redonda justa y necesaria que, bajo el epígrafe Conflictos laborales, con representantes de Collettivo di Fabrica, de los afectados por los despidos de Alcoa y Zumosol y de quienes siguen luchando porque se reconozca finalmente la polémica denuncia por abuso de una trabajadora en la pastelería La Suiza de Gijón, moderados por el activista social y exsindicalista asturiano Cándido González Carnero, puso sobre el tapete la actual situación de desamparo de las víctimas de estos y otros conflictos laborales en los que el lento proceder de la ley, cuando se aplica, la falta de apoyo e incluso la represión de las protestas sindicales por parte de policía y judicatura, condenan a los trabajadores despedidos o que denuncian el maltrato recibido a un limbo legal, con terribles efectos no solo morales y sociales, sino también económicos para los afectados. Desde Italia, tuvimos la presencia de uno de los representantes del Collettivo di Fabrica, una estructura de trabajadores creada en 2017 en la fábrica Gkn de Campi Bisenzio, modélica en su desarrollo sindical participativo, que desde 2021 lucha contra el traslado de la planta a través de la asamblea permanente y la autogestión de facto de la fábrica, habiendo creado todo un movimiento solidario organizado: Insorgiamo. Una lucha que se explica en el documental Collettivo di Fabrica, que se proyectaría más tarde en la Carpa del Encuentro y del que se ofreció al final del encuentro un breve resumen en vídeo de un minuto y medio. Por su parte, un grupo en representación de la lucha de las trabajadoras de La Suiza de Gijón, apoyada por la Izquierda Revolucionaria, Sindicalistas de Izquierda y el Sindicato de Estudiantes, denunció la campaña de represión sindical y acoso laboral de que son víctimas, prácticamente desde que hace más de un lustro, una trabajadora de la empresa denunciara el acoso sexual que se producía en su entorno laboral. Ahora, tras una sentencia que ha condenado a la trabajadora y a siete representantes sindicales que participaran en las protestas y manifestaciones contra La Suiza, a varios años de cárcel y una elevada multa por supuestas obstrucción de la justicia y coacción, es el momento de mostrar todo el apoyo posible para frenar esta situación, con nuevas movilizaciones, visibilización de la injusticia que se está cometiendo y colaborando activamente en la recogida de donativos, a través de la compra de camisetas, además de, por supuesto, con la participación activa en las diferentes concentraciones convocadas dentro y fuera de Asturias. Tanto en este caso, como en el de la situación insostenible de los miles de despedidos de Alcoa o Zumosol, a la espera todavía de compensaciones que no llegan y viendo cómo siguen destruyéndose los pocos puestos de trabajo que quedan en sus empresas, víctimas de fondos buitre y trampantojos legales para justificar los despidos, queda clara cual es a día de hoy la actitud de las grandes empresas frente a sus trabajadores y el casi absoluto desamparo de estos últimos, apoyados solo por sindicados y organizaciones laborales de izquierda, igualmente marcadas y castigadas por el aparato legal y judicial del estado. Es momento no solo de resistir, sino de exigir y avanzar, ante lo que se avecina.
Menos deprimente fue, por suerte, el siguiente encuentro, dentro de la programación en colaboración con el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Proyección Cultural de la Universidad de Oviedo. Una sorprendentemente amena, divertida e intrigante charla titulada, ni más ni menos, La chica que soñaba con matemáticas y un bidón de grafos, a cargo de Clara Grima Ruiz, doctora en Matemáticas y profesora de matemática aplicada en la Universidad de Sevilla, además de estupenda comunicadora y divulgadora científica en radio y televisión, presentada por la profesora de la Universidad de Oviedo Concha Masa. Clara Grima es una de esas singulares personas tocadas por la gracia del dios de las ciencias exactas, capaces de mostrar que las matemáticas pueden ser y son divertidas, aparte de fundamentales para comprender el mundo en que vivimos, y autora también de, entre otros títulos, un libro directamente relacionado con su conferencia: En busca del grafo perdido (Ariel). ¡Cómo! ¿Qué no saben ustedes qué demonios es un grafo? Pues a esa ignorancia supina es a la que Clara Grima puso punto final, con una ponencia ilustrada en los dos sentidos del término: los grafos parecen simples puntos y rayas conectados entre sí, formando diferentes figuras geométricas, pero son eso y mucho más, puesto que se trata en realidad de fascinantes objetos matemáticos, especialmente útiles en el análisis de las redes sociales, el diseño de eventos deportivos o incluso, ¿por qué no?, la forma más eficiente de organizar tu boda. Los grafos se basan no solo en la exactitud matemática o el cálculo, sino también en la intuición y el sentido común humanos, todavía lejos de ser duplicados por las llamadas inteligencias artificiales, y su uso es tan variado y amplio como para constituir también una excelente herramienta educativa para descubrir aquellos alumnos niños que, aunque se les dé fatal el cálculo y parezcan alérgicos a las siempre vilipendiadas matemáticas, en realidad pueden convertirse en futuros genios matemáticos del mañana.
A renglón seguido, dejamos las matemáticas recreativas para entrar a fondo en el cálculo criminal y los delitos político-económicos, con Los trileros del Tío Sam (Carena), de la periodista de sucesos, experta en crimen organizado transnacional y en seguridad, Miriam de Saint Germain, presentada por el inefable Carlos Quílez, desfacedor de entuertos criminales habitual de la Semana y autor también a su vez del prólogo del libro. Una obra de periodismo de investigación que documenta y desvela las corruptelas de la banca andorrana pero, sobre todo, el siniestro tejemaneje de esos «trileros» que, al servicio de la cúpula de Rajoy y del PP, provocaron la intervención del órgano del Tesoro de los Estados Unidos contra el blanqueo de dinero en la Banca Privada de Andorra (BPA), provocando su caída y la ruina de cientos de trabajadores y ciudadanos, en busca de unas cuentas de dinero en B, teóricamente procedentes del independentismo catalán y de señaladas figuras de este como los Pujol, Artur Mas u Oriol Junqueras. Cuentas que nunca aparecieron, porque o bien no existían o no estaban allí. A día de hoy, sostiene Saint Germain, «el BPA fue un chivo expiatorio en una guerra fría entre el gobierno español y el independentismo catalán que ni le iba ni le venía». Es decir que, como señaló Carlos Quílez, «se cargaron el banco equivocado, pues los Pujol tenían cuentas en Andorra, pero en otras entidades». Un libro que explora las «cloacas del Gobierno» de Rajoy y sus secuaces, y que ha constituido para su autora todo un reto profesional y personal.
Y por fin volvió nuestro viejo amigo el Caos a la Carpa AQ. Pero un Caos creativo, rico en soluciones improvisadas, risas y diversión garantizada. La mesa redonda (que por supuesto nunca es redonda) titulada Cuentos de género negro. A propósito de M. M. de VV. AA., no era simplemente un trabalenguas impronunciable ni un ejercicio dadaísta de mal gusto, sino el un poco engañoso epígrafe que servía para reunir, en principio, a seis de los 72 escritores en lengua española, a uno y otro lado del océano, que participaran en el libro colectivo M. M. (Vencejo ediciones), idea descabellada pero irresistible surgida de la mente enferma del escritor José Luis Muñoz, en complicidad con el argentino Gustavo Abrevaya. Una obra en la que cada uno de los autores convocados había de dar su visión personal e intransferible de la figura mítica (perdón Juan Ramón) de la icónica (perdón de nuevo Juan Ramón) Marilyn Monroe: Fritz Glockner, Luis Artigue, Mariano Sánchez Soler, Juan Ramón Biedma, José Manuel Fajardo y el conductor del rebaño, Alejandro Gallo. El absurdo delirante comenzó con la imposibilidad del bueno de Biedma para encaramarse al elevado estrado con su silla de ruedas, ante lo cual, en gesto que les honra, el resto de participantes en la mesa decidió bajar y sentarse prácticamente en el suelo de la tarima, mientras Gallo ironizaba acerca de la dudosa talla moral de quién necesita un estrado tan alto para situarse por encima de sus oyentes. Superada la primera prueba, Alejandro pidió a cada uno de los miembros que explicase su aportación al libro, fuera relato, poema o ensayo, pero empezando por Luis Artigue, pues, segundo absurdo de la tarde, este tenía que salir huyendo hacia otra charla programada con él, casi al mismo tiempo. Aprovechó bien la breve intervención Artigue para hablar de una vampírica Marilyn arrancando el miembro viril de JFK de un bocado con sus colmillos draculianos. Biedma, haciendo honor a sus querencias decadentes así como desmitificadoras, redujo a Marilyn a una pesada y petarda actriz mediocre e histérica, con fama desmedida de mito (perdón) debido a su prematura muerte, pero no por ello menos sobrevalorada. Fritz Glockner, como no podía ser de otra manera, nos descubrió las escapadas aztecas de Marilyn para ver a su amigo y confidente, el director homosexual mexicano Mario Hernández, que casi la convierten en inmigrante ilegal ocasional; José Manuel Fajardo se refirió a ella como símbolo prematuro del Nuevo Hollywood liberal que nacería de las cenizas del siniestro macartismo, relacionándola con las grandes esperanzas puestas en Kennedy, que, como en el caso de la propia Marilyn, tendrían también un trágico final. Mariano Sánchez Soler, veterano semanero donde los haya, explicó su aportación ensayística, una reflexión sobre el simbolismo que para su generación supuso la muerte, suicidio o asesinato de la actriz, juguete roto por excelencia de una industria hollywoodiense, sinécdoque perfecta del devorador capitalismo USA. Finalmente (es un decir), Gallo aportó a su vez la dimensión de Marilyn y su tragedia como señales inequívocas del fin de la «inocencia» estadounidense de los años cincuenta, que les hizo creerse la nación más poderosa del mundo occidental, por encima del bien y del mal, para encontrarse de repente con sus símbolos más representativos, Kennedy y Marilyn, muertos prematura y cruelmente. Y cuando iba a pasar el turno al público, ocurrió lo más inesperado y sin embargo, esperable, dado el contexto de la SN. ¿Recuerdan ustedes aquella mítica escena del Espartaco de Kubrick cuando todos los esclavos prisioneros se levantan de uno en uno al grito de «yo soy Espartaco»? Bueno, pues en un segundo surgieron del público no uno, ni dos, sino otros tres autores y autoras que habían participado en el libro sin ser incluidos en la mesa. Por supuesto, no tardaron en sumarse a ella Sandra Martínez Raguso, Ester Abellán y Fernando López. La primera recordó su relato en clave de realismo mágico, en el que una admiradora de la estrella invoca su espíritu para que la posea y convierta en seductora mujer empoderada (con consecuencias quizá no del todo deseables), mientra la segunda leyó un hermoso poema, inspirado por el que el gran poeta Ernesto Cardenal dedicara también a Marilyn, expresando la íntima tragedia del suicida que espera, quizás, la llamada telefónica que le salve de sí mismo. El argentino Fernando López narró las secretas escapadas de la actriz no a México, como hiciera Glockner, sino a España, en los mismos años en que nos visitara Evita, plasmando así un imaginario encuentro entre las dos grandes figuras: Marilyn Monroe y Eva Perón (si las sumas te sale Madonna en su buen momento). Así, fue imposible la participación del público, más que nada por acabar antes de que surgieran como setas más autores de la antología escondidos entre los asistentes (incluso pudiera estar también en la Semana el fantasma de Marilyn…). En cierto momento se fue tanto todo de madre, que yo mismo me busqué en el índice del libro pero, cachis, no estaba. Por eso me quedé sin exponer mi teoría de que Marilyn fue una sacerdotisa vestal de la religión pagana y satánica hollywoodiense, designada para morir sacrificada, a fin de que Hollywood mismo se renovara con su sangre. Bueno, lo dejo para cuando salga el segundo volumen…
De Marilyn a la Movida madrileña, en clave noir, solo hay un paso. Y lo dimos a continuación con la presentación de la quinta novela negra del periodista y escritor, fijo en la Semana desde hace ya unos años, Javier Valenzuela, presentado por el gongorino (¡albricias!) José Ramón Alarcón y acompañado por el mítico dibujante de historieta y genial exponente de la línea clara valenciana Mique Beltrán, autor de la portada para el nuevo libro del autor. Demasiado tarde para comprender (Huso), cuyo título hace obvia referencia a la gran canción de Nacha Pop Chica de ayer, nos traslada al Madrid de 1984, con una trama retorcida pero realista, donde la habitual protagonista de Valenzuela, la periodista Olga Sanz, se implica en una investigación de corrupción policial y mentiras del poder directamente inspirada en el célebre e infame caso de El Nani, el desdichado cabeza de turco quinqui torturado y asesinado por la policía en las dependencias de la DGS, que tanta tinta, incluida la de un Valenzuela recién llegado a Madrid y metido a cronista de sucesos de El País, hiciera correr. Aunque no era cuestión de ponerse nostálgicos, y conviene recordar la cara oscura del glamour de la Movida, con sus yonquis muertos en los baños y portales, el machismo todavía imperante en el mundo laboral y la violencia a flor de piel en las calles, fue imposible no recordar la banda sonora de la época, que es también la del propio libro: de los Chichos a Gabinete Caligari, de Los Chunguitos a Nacha Pop, Ilegales, Objetivo Birmania o Los Pistones, cuyas canciones dan título y ritmo peculiar a los distintos capítulos de la novela. Por su parte, Mique Beltrán, autor como se dijo de la estupenda portada, retrato perfecto de la protagonista, recordó la época de artistas como Ceesepe, la fotógrafa Ouka Leele, revistas como El Víbora, con el atrevido Nazario mariconeando sin complejos, Madriz o Cairo. Tiempos en los que el diario El Paísse miraba en el espejo del Washington Post, antes de caer en manos de los grandes grupos de comunicación actuales. Vamos, que aunque no todo tiempo pasado fue mejor, la música, el cómic y el periodismo de los ochenta sí lo fueron, se diga lo que se diga.
La jornada AQ concluyó con más nostalgia, aunque de otro tipo, con la sentida presentación de Historia del socialismo asturiano. Tomo IV. En el franquismo y la transición (KRK), conclusión del exhaustivo, enciclopédico y fundamental trabajo del historiador y militante socialista Adolfo Fernández Pérez, quien por desgracia no pudo presentarlo, habiendo fallecido el pasado enero. Sí estuvieron, rodeados y acunados por el lleno de la carpa, Jesús Sanjurjo, María Luisa Carcedo y Adriana Lastra, todos y todas bien conocidos por su trabajo pasado y presente dentro del socialismo asturiano y nacional, quienes tuvieron emotivas palabras para el desaparecido autor, así como elogios sin cuento para una obra indispensable para todo interesado en conocer no solo la historia del socialismo asturiano, sino su esencia: una constante defensa del humanismo heredero de Pablo Iglesias, de la Ilustración y su busca de conocimiento, de la libertad individual y los derechos sociales colectivos, así como de la justicia social, a través de la educación. Pues, como subrayó Luisa Carcedo: «No puede haber emancipación económica de las clases populares sin cultura y educación». Adriana Lastra insistió no solo en el valor historiográfico y político de la obra presentada, y en la calidad humana de su autor, sino en el hecho fundamental de que en ella se recoge aquello que ha hecho grande el socialismo en Asturias y España, lección fundamental en estos días de amenaza a las libertades democráticas y retroceso en conquistas sociales, pues se trata «no solo de lo que fuimos sino de lo que debemos seguir siendo». Que así sea, digo yo.