Sexo, crimen, salud mental, corrupción, una lacra y un viñetista genial
2021-07-13
Con pasiones carnales; con sexo. Así de alto comenzó ayer la tarde de presentaciones en la Carpa del Encuentro, con Marta Robles presentando un libro titulado Pasiones carnales y que versa sobre los amores de los reyes que cambiaron la historia de España, desde Rodrigo, el último rey visigodo, hasta Alfonso XIII, pasando por representantes de las dinastías astur, borgoñona, Trastámara, Habsburgo y Borbón. Refiere su sinopsis que, «lejos del puritanismo de la historia oficial, sus protagonistas —acompañados por sus consejeros, validos, ministros, cortesanos, esposas, concubinas e hijos legítimos o ilegítimos— no solo batallaron y gobernaron, sino que además gozaron y se divirtieron mucho más que el resto de los mortales. Y también que todos ellos, como cuantos no tienen poder ni riquezas, fueron vulnerables al amor y a los arrebatos incontenibles de la carne». Robles desgranó anécdotas recogidas en la obra como la afición al porno de Alfonso XIII, quien cargó al presupuesto real el encargo a la productora que grababa todos los actos reales de realizar veinte películas porno a razón de 6000 pesetas el filme; películas de las que quedan tres en la Filmoteca de Valencia y que tienen, relató la autora, «una curiosidad más, que es que al rey no solo le gustaba ver porno, sino también participar en los guiones». ¿Se detuvo en el decimotercer Alfonso la escritora para no meterse en líos? A esta pregunta maliciosa de María de Álvaro, que la presentaba, Robles respondió que «para escribir historia y literatura hace falta perspectiva». Pero a fe nuestra que nos quedamos con las ganas de un libro que abarcara las andanzas del rey emérito…
A las 18:30, Robles cedió el turno a Ricardo Magaz y su España negra: crimen sin fronteras y narcotráfico, un libro sobre el crimen organizado transnacional y cómo se trata de uno de los retos más importantes a los que se enfrentan los Estados, atento también a cómo la situación geoestratégica de España incentiva la presencia de mafias, cárteles, bandas, redes, clanes y otras formas de criminalidad. Nuestro país, explicó Magaz, une varios factores que incentivan que se convierta en un nodo mundial del crimen: ser el segundo con más turismo del planeta; la contigüidad a dos paraísos fiscales, Gibraltar y Andorra, ser frontera exterior de la Unión Europea y el Espacio Schengen o lo que la «hermandad idiomática» con Latinoamérica facilita el narcotráfico de cocaína procedente de aquellas tierras. La droga mueve cifras «bárbaras», contó Magaz, que lo ejemplificó en los 700 euros que cuesta un kilo de hachís en el Rif marroquí, los 1700 que pasa a valer a apenas 15 kilómetros, en España, los hasta 7000 que cuesta ya vendido al menudeo y los cinco o seis millones de euros que eso significa que cueste la tonelada. Un problema serio y un desafío para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado español.
A las 19:00, la Carpa del Encuentro pasó a acoger al fundador y director emérito de este festival, Paco Ignacio Taibo II, a quien Fritz Glöckner y Ángel de la Calle acompañaron en su presentación de Sabemos cómo vamos a morir, un libro sobre la insurrección del gueto de Varsovia. Taibo comenzó por explicar el título de este libro sobre los jovencísimos héroes judíos que en 1944 decidieron plantar cara con las armas al nazismo. Conoció la historia, relató, en un folletito de los años cincuenta, publicado por una editorial argentina marginal, que narraba una parte de los hechos: «Cuando lo estaba leyendo, descubrí a un personaje que se llamaba Mordechai Anielewicz, un adolescente casi, de veintimuy pocos años, judío, sionista, socialista, al que en un momento determinado dentro del gueto de Varsovia, los compañeros del exterior, que están escondidos en los bosques cerca de Varsovia, le proponen, a él y a la Organización Judía de Combate, salir del gueto, diciéndoles que tienen condiciones para usar la red cloacal para que un número significativo de compañeros se escape. La decisión de la asamblea es «nos vamos a quedar», y escribe una carta en la que había una frase que me conmovió profundamente: «hasta ahora, los judíos sabíamos, sabemos, que vamos a morir, pero ahora, por primera vez, sabemos cómo vamos a morir». Iban a morir combatiendo».
A las 19:30, turno para Mónica Rouanet, que presentó No oigo a los niños jugar acompañada por Pilar Sánchez Vicente. Ésta es su sugerente sinopsis: «Tras un grave accidente de coche, Alma, una joven de 17 años, sufre un shock postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica ubicada en un antiguo edificio rehabilitado. Allí convive con otros internos y sus patologías y se cruza con unos niños a los que solo ella puede ver. Poco a poco, la historia del edificio y sus antiguos ocupantes se enreda con la realidad de Alma y la lleva a desentrañar oscuros secretos encerrados durante años entre las paredes de la enorme casona y en su propia mente». Una novela dura que versa también sobre lo complicado de la reintegración de un paciente de salud mental, de la que Rouanet compartió que «la frase que más ha subrayado la gente, y me lo ha comentado en redes sociales, es una que dice que más vale ser olvidado que rechazado. Los personajes prefieren que su familia no vaya a por ellos, que les olvide, que les deje allí unos con otros, a que los recojan y no hagan más que recordarles «mira lo que te pasa, mira lo que tienes, es que eres así, no te quiero, te voy a volver a llevar, para eso no vengas»».
Entre las 20:00 y las 21:00, tuvo lugar, con la participación de Nuria González, Carlos Quílez y Marta Robles, una interesantísima mesa redonda con el título Vientres de alquiler: la mala gente, que es el del título de un libro de González. Tema polémico y complejo, los tres invitados, buenos conocedores del mismo, transmitieron al público las lacras que se esconden tras de él. Los vientres de alquiler, aseveró Nuria González, significan «mercantilizar el cuerpo de las mujeres y, en este caso, también el de los niños; convertir el cuerpo de las mujeres en un medio de producción y a los menores en objetos de contrato en lugar de en sujetos de derecho». Se comentaron, por ejemplo, barbaridades como la suerte de bonos de calidad que ofrecen las empresas que gestionan las compras de niños, de tal modo que, como expresó hablando en plata Quílez, «si en los meses después de recibir la criatura te sale fea o con alguna tara, lo puedes devolver». Nuria González confirmó que, «estamos hablando de un contrato en el que se acuerda que lo que se entrega es un producto final, que es un niño sano; y, si no es un niño sano, y como anuncian las propias páginas web que se dedican a esto, tienes dos años para cumplir ese contrato, lo que quiere decir que durante esos dos años tú puedes utilizar a las mujeres que se necesiten las veces que se necesiten para cumplirlo». Consignó también la autora que «ya hay casos de gente que ha ido a adquirir un bebé por vientre de alquiler, el bebé ha tenido algún tipo de enfermedad o de problema de salud y ha acabado en los orfanatos».
A las 21:00, turno para José Sanclemente, que presentó su Regeneración acompañado por Alejandro Gallo. Protagonizada por la periodista Leire Castelló, pone en escena un caso de asesinato en Barcelona, pronto relacionado con otro que se produce en Madrid a las pocas horas, cuyo trasfondo es la inquietud de las empresas del IBEX, las instituciones y los partidos políticos ante el resultado de unas próximas elecciones que pueden acabar con el bipartidismo, y en las que también las cloacas del Estado actuarán para impedirlo. Una novela sobre cosas que pasaron y pasan en este país y que llegaron a ser inverosímiles, aunque pasaran. Normalmente, comentó Sanclemente con humor, el miedo de un novelista es a ser tachado de inverosímil, de poco creíble, pero «a mí me pasaba al revés: estaba escribiendo y me venían noticias de Villarejo y demás que superaban a la ficción; cosas como que se podía quemar un edificio, que se pudiera atacar a gente o que se pudiera estar en connivencia con el Gobierno para robar en casa de Bárcenas los famosos pendrives y demás. Todo eso, en sí, es una novela; pero es una novela de la que te dirían que es poco verosímil».
La tarde en la Carpa del Encuentro se cerró con la presentación de La familia Castañón, volumen que recoge las añoradas tiras cómicas del malogrado Ígor Medio, algunas de las cuales hemos ido publicando en A Quemarropa. Condujeron esta presentación Norman Fernández, a cuyo empeño se debe la publicación del libro, y Ángel de la Calle. Se recordó al músico y viñetista y se habló también del próximo volumen que recopilará su obra: Too Ígor Medio, que recogerá sus otros trabajos, y que se unirá a otro libro más que se publique con ocasión de la dedicatoria a Medio de la Selmana de les Lletres Asturianes del año que viene. Justicia rendida a un creador genial y estajanovista, al que un desgraciado accidente de coche se llevó demasiado pronto.