Espacio AQ
2021-07-13
Jesús Palacios (con la colaboración de Rakel Suárez)
Nueva jornada en AQ, que no podía empezar mejor. Francisco Etxeberría, mítico antropólogo forense, cuyas credenciales llenarían toda la crónica de hoy y aún así nos faltaría espacio, y quien fuera nombrado en 2020 asesor del Gobierno de la Nación en materia de memoria histórica, abrió la tarde con su apasionante charla Moscas en la obra de Miguel Delibes: el sonido de la muerte, cuyo enigmático título ya nos había abierto el apetito sin que supiéramos muy bien qué esperar. Y lo que nos encontramos fue una pormenorizada, entretenida y sorprendente descripción de lo que nos ocurre después de muertos, y no nos referimos precisamente al más allá. Desde los sonidos de la muerte, recogidos por Miguel Delibes en algunos de sus relatos más famosos, hasta la popular serie CSI y su divulgación no siempre exacta del trabajo de forenses y asesores (que tomen nota los autores de novela negra: es mejor aprender de Etxeberría que de las series de televisión, aunque al menos haya que agradecer a estas que despierten el interés por la materia en las nuevas generaciones), y pese a reconocer que no es gran lector o conocedor del género policial, Etxebarría nos tuvo fascinados no solo con su caudal de conocimientos y anécdotas personales, sino también con su capacidad para hacer que la muerte nos resultara tan divertida, entretenida y fascinante o más que la vida misma. Desde el descubrimiento y descripción del cadáver (o del occiso, que se decía antes) hasta los procedimientos policiales y judiciales que acompañan su periplo forense, contando con la complicidad de voluntarios entre el público (aunque no mató a ninguno), pocas cosas se le quedaron en el tintero, incluyendo historias como la del preso asturiano resucitado de improviso hasta la de determinar si un cuerpo extraño procedía de otro planeta (no, no era ET), a lo largo de una hora que supo a poco y daría para varias temporadas de un apasionante CSI Semana Negra. Y es que a este hombre de simpatía arrolladora la muerte le sienta muy bien.
Y después del olor a cadaverina, nada mejor que el olor a Chamusquina (Dauro), la primera novela de Noelia Lorenzo Pino, en nueva edición revisada, presentada por la autora junto a Carlos Ollo, uno de nuestros mejores exponentes del noir rural o, como dirían nuestros abuelos menos políticamente correctos, «la novela criminal paleta» (en la que destacara el pionero García Pavón). Sumergidos en plena vorágine del txapela noir, Noelia Lorenzo nos invita a una pesadilla ecológica, casi distópica, trufada de corrupción política y empresarial, con una trama coral, llena de personajes enredados en tensas y densas relaciones sexuales y de poder, que convierten una pequeña localidad fronteriza cercana a Irún (ya saben: la Tijuana vasca) en verdadero infierno de ambición, crimen, traición y muerte.
Y seguimos en plena nueva ola del txapela noir con la siempre épica presentación de Luis Artigue, cantor del género, que sirvió como introductor a José Javier Abasolo y su novela Versión original (Erein), de título significativo, ya que esta nueva aventura de su detective Mikel Goikoetxea, Goiko, está muy, pero que muy relacionada con el séptimo arte. Misterio criminal en tres planos distintos de ficción, uno en el pasado del protagonista, año 2000, cuando siendo todavía ertzaina en Bilbao se enfrenta a una serie de brutales asesinatos que quedarán sin resolver; otro en 2019, cuando el ahora detective Goiko ve la oportunidad de reabrir el caso con la ayuda inesperada de una joven ertzaina, y el tercero en la propia ficción cinematográfica, ya que esta oportunidad le llega al detective gracias a su intervención como asesor en la película que se rueda sobre los crímenes de la cruz flechada que nunca llegaron a aclararse. Elevado por Artigue a la categoría de Simenon vasco, Abasolo se reafirmó en su intención de crear novelas de misterio entretenidas y con sabor bilbaíno, derrochando también sentido del humor e ironía, sobre todo en lo que al cine y su versión de la realidad concierne.
Y así, sin movernos de la txapelaxploitation (estamos que nos salimos, toma nota, Tarantino), y siempre en palabras entonadas por Artigue, pasamos del Simenon bilbaíno al Chester Himes vasco, con la presentación de Desconfía (Erein), la nueva novela de nuestro filólogo, viajero y cantante de ópera favorito, Jon Arretxe, que esta vez se lleva a su característico antihéroe buscavidas subsahariano Touré de la Pequeña África de Bilbao, el multicultural a la par que castizo barrio de San Francisco, hasta el mismísimo París, donde este parece apañárselas muy bien junto a su compañera Yareliz, sisando carteras y dándose la buena vida… hasta que comienzan los problemas, claro. Porque, como señaló Artigue, al final París o Bilbao no son tan distintos, cuando los prejuicios, la corrupción policial y el crimen se ponen a trabajar. Arretxe señaló cómo su personaje, pícaro y un tanto ingenuo al comienzo de sus andanzas, ha ido madurando y endureciéndose de novela en novela bajo los golpes de la vida, pero a pesar de todo no ha perdido por completo su buen fondo y mantiene todavía ese último reducto de bondad moral con el que conmueve al lector, que humaniza y dota de empatía la figura omnipresente del migrante, más allá de tópicos xenófobos. Que esa es también la principal finalidad de su autor: combinar entretenimiento y crítica social, para ponernos en la piel del otro y hacernos mirar desde sus ojos. Novela negra poscolonial que a juicio del presentador haría las delicias del mismísimo Edward Said. Tan solo en una cosa no estamos de acuerdo con sus entusiastas alegatos, y es que al fin y al cabo, a Jon Arretxe le falta algo para ser el Chester Himes de Bilbao: color. Aunque, eso sí, simpatía y buen hacer le sobran siempre.
Muy distinta visión de la emigración vino a ofrecernos la siguiente incursión en el género, La amenaza de las gaviotas (MaBoZa), del comisario madrileño y escritor ya viejo conocido de la Semana, Antonio Gómez Montejano, presentado muy apropiadamente por Rafa González, nuestro defensor de la ley y el orden favorito. En esta novela protagonizada por el inspector de la policía de Lyon, Lucien Bonnier, este se traslada a Gijón para colaborar en una operación anti-terrorista, destinada a impedir un atentado islamista a punto de sembrar de muerte y terror la ciudad. ¿Qué hace un escritor español con un inspector francés como personaje principal en su novela? Pues ni más ni menos que demostrar que su autor, vicepresidente de IPA (International Police Association) y volcado tanto en su profesión como en múltiples actividades culturales y literarias, está a la altura de otros colegas que han participado en la serie de aventuras protagonizadas por el susodicho Inspector Bonnier, creado en 1980 por Jacques Bruyas (apadrinado ni más ni menos que por George Simenon, el belga, no el vasco), cuya característica particular es que cada una de ellas corre a cargo de un escritor de distinta nacionalidad: británico, estadounidense, africano o… español. Gómez Montejano, interrogado con eficacia policial y evidente conocimiento de causa por Rafa González, explicó cómo ha puesto toda su experiencia personal en el campo de la colaboración entre policías internacionales y nacionales, regionales y de diferentes departamentos, para dotar a su novela de autenticidad y rigor, sin dejar por ello de lado el romance o la descripción del proceso psicológico que puede llevar a jóvenes tanto migrantes como españoles a convertirse en elementos activos del terrorismo yihadista. Al final, con escenarios que van de Oviedo y Gijón a Madrid, Alicante o Lyon, La amenaza de las gaviotas, cuya génesis parte de lanzar una botella con mensaje al mar desde el Elogio del Horizonte (!!!), más allá de la novela negra asume casi la naturaleza de un súper-thriller de intriga internacional, con un personaje central pero muchos otros que componen todo un fresco de investigación y suspense sostenido.
Y de la intriga espectacular y el terrorismo a gran escala al horror cotidiano y el terrorismo doméstico, con la intervención de Noelia Colmenarejo, policía municipal de Madrid (recién ascendida poco ha), especializada en violencia de género, con su novela Un currículum perfecto (Libros Indie), inspirada en un caso real vivido muy de cerca por su autora, hasta el punto de confesar haber llegado a sentir miedo a las represalias que tanto la auténtica protagonista del caso como ella misma pudieran enfrentar en algún momento. Motivo más que suficiente para cambiar nombres y algunos datos y hechos, dejando a pesar de ello algo así como un cincuenta por ciento de pura y dura realidad. Acompañada por Pilar Sánchez Vicente, Noelia Colmenarejo explicó su descubrimiento personal de una suerte de nueva tipología dentro de la violencia de género, conocida como violencia de género por poderes, en la que su víctima lo es también de la hábil manipulación por parte de su agresor de los mecanismos legales y judiciales necesarios para convertir su denuncia en un infierno que puede llegar a durar años, durante los cuales arruinar su vida, si es que no acabar con ella. Verdadera cautionary tale moderna, la escritora terminó su intervención exhortando a todos los presentes a que no callen ni transijan con violencia doméstica o de pareja alguna, sino que denuncien e intervengan siempre, pues el silencio puede ser tan cómplice como fatal.
Otros crímenes afortunadamente más lúdicos y literarios pusieron punto final a una de las jornadas más netamente noir del Espacio AQ en lo que llevamos de Semana, con la presentación de la estupenda edición de los Crímenes ejemplares (Reino de Cordelia) de Max Aub, a cargo del experto en la vida y obra del genial autor Pedro Tejada, a quien presentó el siempre rotundo y viril Alejandro Gallo. Pese a que la obra de este poeta, novelista, cronista de la guerra civil y exiliado republicano, amante de Buñuel y quien se negó a quedarse en la España del franquismo. incluso cuando pudo, es mucho menos conocida de lo que debiera, estos Crímenes ejemplares se cuentan entre lo más editado, leído y adaptado al teatro e incluso la radio y la televisión de entre la misma, y esta nueva edición crítica, erudita y acompañada por las estupendas ilustraciones de Pedro Arjona (lo ideal es que la hubiera ilustrado Jusep Torres Campalans, pero nada es perfecto), es una oportunidad única para entrar en su universo, fundamental dentro del panorama literario más rico, fértil e imaginativo de la literatura española en el exilio. Y así, nos exiliamos nosotros también, pero sólo hasta mañana.