El aroma del peligro
2021-07-11
Apretada tarde de presentaciones en la Carpa del Encuentro, donde cinco autores dialogaron sobre sus obras con un público nutrido. Abrió la tanda Pilar Sánchez Vicente, que, introducida por Alejandro Gallo, departió con sus lectores sobre Sangre en la Cuenca, una novela negra ambientada en Asturias, en la cuenca del Nalón, con una trepidante trama cuyo telón de fondo es la reconversión industrial y la expansión de la drogadicción que la acompañó y sucedió, pero en la que la inspectora Sara Ocaña investiga un caso en el que las drogas son, simplemente, la punta del iceberg. Escrita y ubicada en el año 2011 (aunque remontándose en algunas pinceladas a los años cincuenta y al origen de Hunosa), y rescatada ahora por la escritora asturiana, la novela muestra, expuso Sánchez Vicente, «la corrupción, cómo estábamos en el 2011, la especulación y la corrupción urbanística en los municipios», así como el chantaje, el fraude de ley o la endogamia política. «Diez años después, me prestó encontrarme con que había hecho sin quererlo un buen retrato social del momento», relató la autora.
A las 18:30, Sánchez Vicente cedió el turno a Manuel Marlasca y Luis Rendueles, que presentaron Territorio negro acompañados de Luis Artigue. El libro, construido a partir del programa de radio que Marlasca y Rendueles conducen al alimón en Onda Cero, es un repaso a trece crímenes perfectos cometidos en España durante los últimos veinte años, que se analizan sin amarillismos y buscando diferentes tipos de asesinos en los que quedan reflejados distintos problemas de la sociedad; rindiendo homenaje, asimismo, al compromiso y la profesionalidad de los perseguidores de los criminales. Los autores compartieron detalles de algunos casos, reflexiones sobre el oficio de periodista y el de policía o algunas paradojas del Estado de derecho, como la que Marlasca apuntó al referirse al crimen de Sonia Iglesias, acaecido en 2010: una mujer gallega que desapareció y nunca apareció, y de quien el asesino con casi total seguridad no pudo ser probado que lo fuera, y salió impune. «Vivimos afortunadamente», apuntó el periodista, «en un Estado de derecho, pero, muchas veces, el Estado de derecho deja sin derechos a las víctimas y garantiza los derechos de quienes pensamos o estamos seguros de que es un asesino». En principio, estaba previsto que interviniera telefónicamente Julia Otero, pero, finalmente, la periodista y jefa de Marlasca y Rendueles no pudo participar, aunque transmitió un saludo a través de Rendueles y la promesa de estar en Gijón el año que viene.
El siguiente libro en ser presentado, tras la celebración de una mesa redonda sobre el periodista en al era del bulo, fue Sira, de María Dueñas, una novela ambientada en la reconstrucción del mundo tras la segunda guerra mundial y cuya protagonista, Sira Bonnard, conocida ya de los lectores de Dueñas por su anterior novela, El tiempo entre costuras, transita por lugares como Jerusalén, Londres, Madrid o Tánger, azotada por una trágica desventura que la obliga a reinventarse y tomar sola las riendas de su vida. La autora evocó el éxito tremendo de aquella novela que la catapultó a la fama sin esperarlo, y de la que llegó a hacerse una exitosa adaptación televisiva: «Yo era una profesora de Universidad que decidió escribir una novela sin tener la menor idea de lo que iba a pasar con ella: no conocía la mecánica del mundo editorial, no tenía amigos escritores… Pero gracias al contagioso entusiasmo de los lectores, empezaron a sucederse las ediciones y las traducciones, el salto a América Latina, la serie… Se iba haciendo una gran bola de nieve», recordó. Esta nueva novela se ha hecho esperar más de diez años durante las cuales no dejó de pedírsele a Dueñas una segunda parte de El tiempo entre costuras, pero la autora decidió esperar: «Decidí que teníamos que poner un poco de distancia; no habría escrito una buena novela si no hubiera dejado que corriera el aire entre Sira y yo». Es distinta la Sira de este nuevo libro, para la cual también han pasado los años: «más madura, más crítica, más escéptica, tiene a su hijo y sus prioridades van en otro sentido», relató Dueñas.
A las 20:30, el protagonismo en la Carpa del Encuentro pasó a un viejo amigo de la Semana Negra: el veterano Andreu Martín, quien, presentado por Paco Ignacio Taibo II, presentó a los asistentes La favorita del harén, una novela ambientada en el prostíbulo modernista más lujoso de Barcelona, el Harén del Tibidabo, conocido ya de los lectores de Martín. En ella, refiere su sinopsis, «el regente del burdel, el histriónico Emili Santamarta, se verá inmerso en una trama donde tendrá que defender inocentes en una lucha entre policías corruptos y, sobre todo, entre dos clanes que quieren hacerse con el monopolio del tráfico de armas y drogas de la ciudad»; de una Barcelona «violenta, oscura y sórdida con una galería repleta de personajes extravagantes». Martín reivindica a la «gente rara» y los novelistas que ubican a la gente rara en el centro de sus tramas. «Hay muchos autores que, en aras de la verosimilitud», y temiendo «esa gran crítica horrorosa que es la que más cunde hoy día, que es «no me lo creo»», facturan, disertó el autor catalán, novelas aburridas, pero no es ese el propósito de Martín: «¿Por qué tengo que contar la historia del hombre apacible que sale a tomarse un cruasán con un café con leche por la mañana si hay tanta gente a mi alrededor para contar cosas fascinantes; si puedo contar que hay un señor con un hacha detrás de la puerta de la carnicería de la esquina?», bromeó.
La ronda de presentaciones en la Carpa del Encuentro se cerró con Juan Carlos Monedero y su El paciente cero eras tú: paisajes políticos en tiempos de coronavirus, un ensayo sobre cómo «las crisis rompen la normalidad, abren los tarros de las esencias y también la caja de los truenos. Traen de regreso un aroma de muerte y de peligro, y activan nuestro cerebro más antiguo. Son momentos en los que volvemos a pedir ayuda y en los que organizar la ayuda mutua vuelve a ser una posibilidad. Son momentos de expresar obediencia a quien piensas que te puede salvar, y de trenzar con tus iguales solidaridades frente a la adversidad. Las crisis son el momento de la comunidad, del grupo, del colectivo, del Estado. Con sus peligros y sus oportunidades». Con su tono habitual, entre pedagógico y combativo, Monedero desgranó ideas centrales de su libro, como la necesidad de certidumbres cuando «vivimos en un mundo en el que todo está cambiando demasiado rápido» y «elementos que antes eran válidos, Dios, la familia, la clase social, las ideologías, el mundo del trabajo, todo está siendo vertiginosamente arrasado»; y cuando «se ha caído la escuela, la fábrica, la iglesia, el hogar, solamente está en pie El Corte Inglés».